20 de octubre de 2011

UNA ESTOCADA EN LA RUEDA

Poco antes de las cinco van apareciendo ciclistas al lugar de salida. Hasta que llega Francisco, que es quien marca la hora tope. La ruta: canales de la Ina, hasta el puente de El Torno, y regreso por Magallanes, Guareña y Cuartillo.
Nada más arrancar, salgo delante del grupo con Edmundo, y continuamos sin parar esperando que los catorce restantes nos alcancen por detrás. Como es un veterano de la BTT, vamos recordando antiguas experiencias de nuetras primeras salidas en bici: los frenos cantilever; los cuadros sin amortiguación; el libro de rutas alrededor de Jerez de Franky; los comienzos y los finales por la Moronta, actualmente impracticable; etc. Subimos la rampa de los pocitos y vemos que ya van llegando los demás: algunos se deciden a subir por la izquierda y a otros, al ver la rampa, no les apetece, y siguen por la derecha, cuesta arriba también, llena de piedras sueltas, pero algo más suave. Francisco se sube el "Martiriolo", el último pero sin poner el pie en el suelo, y con la satisfacción de la cuesta subida se vuelve solo para Jerez porque lleva prisa. Seguimos quince. Cuando llegamos al puente de Rajamancera, cinco se desvían para continuar por carretera. El resto continuamos por los canales, a un ritmo alto y en medio de una enorme nube de polvo que se va pegando a la bici, a la ropa y a las piernas.
Llegando a las casitas de la venta El Palomar, Riky nota un ruido raro en la rueda y cuando se para a mirarla, comprueba que lleva una puntilla clavada que entra por los tacos y sale por un flanco, como si de una estocada se tratase. Después del arreglo continuamos por el puente de El Torno hacia el cruce de San Isidro y por el carril del canal hacia Magallanes. Nos extraña no ver a ninguno de los que cogieron por carretera, pero pensamos que irán por delante o habrán cogido por otro lado. Nos agrupamos en Magallanes y más adelante otra vez en Guareña, pero seguimos sin verlos. Subimos las Aguas y al llegar a la carretera los encontramos en el cruce. De nuevo los quince. Algunos terminaron por carretera hasta llegar a Jerez y otros tomamos los carriles de Cuartillo para acabar por Estella.Salieron unos 50 k. a una buena media, pero con muchísmimo polvo por los carriles. Menos mal que parece que las lluvias están próximas. Ya es hora.
También se comentó al final que, como al final de este mes cambian la hora, tendremos que cambiar también la hora de salida, que será a las 16,30 a partir del próximo 3 de noviembre.

16 de octubre de 2011

LA MENTE TAMBIÉN PEDALEA

El otro día Paco me comentaba que, cerca del final de la recta interminable, estaba loco por que alguien aflojara y aflojar él también. Le contesté que exactamente lo mismo se me había pasado a mí por la cabeza. Y eso me dio que pensar.
Por las marismas de Bolaños, con dirección a las salinas, a Fernando le gusta asumir la responsabilidad, ponerse delante y comenzar a marcar un ritmo machacón. Se concentra en su respiración, en la cadencia de pedaleo y no habla. Se pone siempre en el lado idóneo para que los demás puedan ir colocándose a rueda unos de otros, en abanico. Pone una marcheta que va obligando al resto a buscar una rueda más o menos cómoda, primero, un trazado lo más liso posible, luego, y a dejar de hablar, finalmente. No pide relevo, ni tan siquiera lo ofrece. Se limita a mantener el ritmo, sabiendo que los que vamos detrás pedaleamos con un poco menos de esfuerzo, mientras que a él, por ir en la punta, le cuesta un poco más. Si alguno se pone al lado o incluso lo adelanta, no se acomoda a esa rueda, sino que continúa su trazado, aumenta un poco más la velocidad y vuelve a colocarse delante. En alguna ocasión (como también ocurrió el otro día) alguien le pide que baje el ritmo ("¡Un puntito menos!", "¡Afloja, que se queda tal o cual!", "¡Dadle charla a ese muchacho!"), a lo que responde con una imperceptible aceleración, que sube en medio k/h el constante ritmo que ya traía. Y así continúa hasta llegar al puente de las salinas, donde, si ninguno le ha exigido más de lo que ya ha gastado generosamente y si le queda un gramo de energía en la reserva, vuelve a acelerar para adelantarse al grupo, que llega al límite y deseando hacer una parada.
Evidentemente todos no tenemos la misma condición física. Imaginemos que nos asignaran a cada uno de los componentes del grupo un color distinto para elaborar una gráfica. Los niveles de partida son muy distintos: estatura, peso, nivel de grasa corporal, alimentación, descanso, etc. Los antecedentes resultarían muy significativos: actividad física realizada de joven, enfermedades padecidas y/o lesiones sufridas, tiempo que se lleva practicando ciclismo, etc. Las propias capacidades físicas varían sustancialmente en cada persona según la época del año y del tiempo que dedique a entrenar: capacidad pulmonar, frecuencia cardiaca máxima, resistencia (aeróbica y anaeróbica), fuerza de piernas, fuerza-resistencia, capacidad de recuperación, etc. Con todas esas variables de cada uno, se generaría un laberinto de líneas de colores más parecido a un arcoiris abstracto que a ningún gráfico. Y a pesar de todo es un grupo que se ha ido configurando con un nivel general bastante parejo. Hay quien destaca por arriba o por abajo de la media, pero muy próximos a ella. En general ninguno está "que se sale", ni tampoco deja de salir porque le resulte imposible mantener el ritmo del grupo. Y ese nivel global del grupo lo calificaría como medio-alto, tomando como referencia los kilómetros totales realizados al cabo del año, el kilometraje y la velocidad media de cada salida, el estado físico que muetran compañeros de otros grupos con los que salimos en ocasiones, la habilidad y capacidad técnica de muchos componentes del grupo, o los resultados conseguidos en salidas colectivas, por ejemplo (y siempre entendido dentro de los parámetros de "grupo de amigos aficionados a este deporte").
Estamos habituados a oir hablar con frecuencia de las capacidades físicas, pero muy poco de la capacidad mental o sicológica, y a pesar de ello evolucionan íntimamente vinculadas. En el ciclismo resulta imprescindible la capacidad de resistencia a la fatiga, tanto física como mentalmente. Cuando a las piernas le hemos exprimido ya hasta la última gota de energía y la capacidad cardiopulmonar la tenemos al límite, todavía nos queda un extra que está escondido en nuestra cabeza y que deberíamos saber aprovechar. En eso juega un papel importante la motivación. Cada uno tiene la suya, que le lleva a exigirse al límite en determinadas situaciones o a abandonar a la mínima dificultad, con una amplia gama de posibilidades intermedias. Cuanto mayor es la competitividad, mayor suele ser también la motivación, siempre entendida en los parámetros que nos movemos, muy alejados de la competición pura, para la que ya se nos ha pasado la vez. Resulta fundamental en este sentido establecerse unos patrones de exigencia que son los que nos ayudarán a superar los límites y que utilizaremos como indicadores del "entrenamiento mental", con su consiguiente repercusión en el resultado físico. Así, en la recta interminable, había quien se limitaba a ir a rueda del primero y su única motivación era la de no despegarse de la rueda de Fernando hasta terminar dicho tramo. Con eso vería cumplido su objetivo. Otros mantienen el ritmo que impone la cabeza mientras que pueden soportarlo y algo más, pero cuando comprueban en el pulsómetro que la frecuencia está superando ya los límites razonables, comienzan a pedir tregua y, en función de si hay respuesta del grupo y/o de su propia motivación, optan por aflojar o continuar aunque "revienten". Creo que era el caso de Paco o el mío mismo. Algunos iban haciendo la goma, deseando que el ritmo fuese más cómodo, pero dispuestos a no quedarse atrás. Quizás la motivación de alguno de éstos sea la de, al menos, no ser el último. La motivación de otros era la de aguantar el ritmo el mayor tiempo posible, porque eso les serviría para ir mejor en la próxima salida y ser capaces de soportar durante más tiempo ese mismo esfuerzo. Este sería el caso de Pepe y de Javier, supongo.
Pero, ¿cuál sería la motivación de Fernando que le obligaba a realizar el mayor esfuerzo? Por un lado, el marchar en cabeza todo el tramo mientras que los demás seguíamos a rueda, hace que ese intervalo de entrenamiento suyo sea de mayor intensidad, con un consiguiente mayor consumo energético, pero también con mayor beneficio posterior: pensaría algo así como "todo lo que hoy me esfuerce, lo llevo de ventaja para el próximo día". Por otro, independientemente de su estado físico en ese momento, sentiría en sus piernas, pulmones y corazón que iban acercándose al límite, pero pensaría "Si yo voy machacándome, por detrás irán igual o peor", lo que le serviría como estímulo para continuar con la misma cadencia. Y el hecho de que alguno le pidiese que aflojara ("¡Fernando! ¡Un puntito más!"), le confirmaría lo anterior, con lo que obtiene un plus de motivación extra que le hace aumentar un poco la velocidad, aunque sea durante un solo minuto más. Pero claro: todo esto no dejan de ser suposiciones.
Una gran condición física unida a una alta motivación es lo ideal. Pero en el caso de que alguna de las dos tuviera que prevalecer por encima de la otra, ¿qué sería preferible? ¿Una excelente capacidad física, pero sin motivación para desarrollarla? ¿O un estado de forma normalito pero con una motivación por encima de lo habitual?

13 de octubre de 2011

UNA TABLA DE SURF EN LOS ESTEROS

Hoy jueves hemos salido ocho. La ruta la propone Pepe: pa la caló, las marismas de El Puerto. Tenía pensado otro inicio pero acepta la modificación de Pinosolete - Portal - Ctra. de Bolaños - Recta interminable - Puente de las Salinas e incorporación a la variante corta de Flamencos. Y eso hacemos. Todos juntitos y bien avenidos, hasta que llegamos a la recta interminable, donde Fernando marca ritmo y todos los demás "abanicándonos", mu callaítos, esquivando baches y sufriendo el traqueteo de las estrías del carril. Después Paco me confesó que estaba loco por que alguien aflojara y continuar más relajadito. Le comenté que yo pensé lo mismo, pero como nadie aflojaba, pues tocó aguantar. Al cruzar el caño para incorporarnos al senderito de Flamencos nadie se fía de la profundidad del agua y de lo duro o blando del terreno, así que los ocho a patita.
Por el carril de los Flamencos resultaba verdaderamente agradable sentir en la cara el airecito fresco. Además, como el suelo está en perfectas condiciones, se podía rodar en fila sin tener que tocar el freno en ninguna de las muchas curvas a izquierda y derecha que hay. Hasta llegar a una en la que nos encontramos en medio del carril una piragua y una tabla de surf, con sus dueños (ella y él) y su mascota, buscando cangrejos en los boquetillos. Muy respetuosamente nos pidieron disculpas por interrumpir nuestro paso, despejaron el camino y nos mostraron sus tatuajes gluteales en señal de buena voluntad. A partir de entonces el grupo perdió la concentración, produciéndose una relajación colectiva, con disminución del ritmo de pedaleo, pero con aumento de la frecuencia verbal. Atravesamos el Coto de la Isleta. Y cruzamos el puente, con zigzagueo entre cañas de pescar y butacas playeras, hasta llegar a la estación de El Puerto.Algunos preguntan que si se podría alargar la ruta, por lo que Pepe toma la delantera y se dirige hacia las lagunas para continuar por los Labios y Las Tablas, terminando por Polila. En la bajada de Rompecerones se despide Paco que lleva prisa. Manolo y Fernando siguen de frente porque veían a Paco delante. Los demás giramos a la izquierda, buscando la carretera del Calvario. Más adelante, en la rotonda de circunvalación, nos volveríamos a juntar todos, menos Paco. Y desde allí, cada uno para su casa, con 50 k. en las piernas.

8 de octubre de 2011

IL PASO DI (LA) GAVIA

Una mañana de sábado con sólo nueve en la salida me resulta extraño. Tiempo atrás nueve resultaba un número considerable, pero últimamente nos estamos habituando a que el grupo sea tan numeroso que cuando faltan algunos, siempre parace que vamos pocos. Y más aún si se trata del sábado, que es cuando más nos juntamos. Será por lo temprano de la hora, por el puente del fin de semana, o las carreras de mañana. ¿Quién sabe? Lo cierto es que se me hace raro.Decidimos ir hacia Gibalbín. Pero el comienzo no iba a ser por el carril de autopista hasta N. Jarilla. Esta vez empezaríamos por el parque tecnológico, hasta el aeropuerto, continuando por los carriles del canal hasta el Cuadrejón. Desde allí, sí seguimos por la ruta habitual hasta Los Tollos. Luego hicimos el acercamiento a la sierra de Gibalbín, desde Cuervo, adentrándonos en la finca El Cubo. Después de subir la cuesta (la única que hay de cierta entidad en todo el recorrido y que no es ni de plato chico. La dejaremos en "cuestecita") y girar a la izquierda dirigiéndonos hacia la viña, pasamos sobre una cadena que prohibía el paso. Y efectivamente han tomado medidas para ello: han desviado la ruta originaria, cortando el trazado con taludes; han colocado colmenas junto al camino; han separado la zona de monte de la zona de viñedo con una gavia y una franja de matorral que ha dejado impracticable el paso, si no es con machete en mano y la bici al hombro. Y en una de esas desapareció Lobato, a quien se tragó la tierra, engullido por la zanja y cubierto de matojos. Aparentemente no fue nada grave y sólo salió con un dedo magullado. Pero por lo menos no le picaron las abejas. Algo es algo.
Ya en la viña pudimos volver a montar hasta llegar a Gibalbín. Cuando algunos estaban pidiendo un café en la barra de la venta El Chozo, el capitán Lobato decide que nos vayamos a la venta de enfrente. Unos querían continuar para Espera sin subir al castillo, pero ir por ir es tontería, así que dimos media vuelta y regresamos por carretera hasta el cruce de El Cuervo, desviándonos más adelante por el carril de los olivos hasta desembocar en N. Jarilla y terminando por el carril de servicio de la autopista, con poco más de 70 k. Y la pregunta del millón: ¿por qué tantos grupos ciclistas terminan ruta en los "100 montaditos", si nunca piden uno?

4 de octubre de 2011

EL RETONNO DE LA BETTIA

Hoy, a las cinco e inesperadamente, como salido de la chistera, apareció Francisco. Puntual como siempre, nos sorprendió después de casi un año sin salir con el grupo. Regresaba con la misma vitalidad que antes del parón, preguntando que cuál iba a ser la ruta, porque si se le quedaba corta daría dos o tres vueltas más por la ronda este. Lo viás plicá mejó: que si se quedaba, corta (camino) y que daría dos o tres vueltas más por la ronda, éste, ozea, uno que estaba al lado. Ahora sí.
También se incorporaba Manolo Merca tras un mes sin montar y después de haber sufrido cuarentaytantas grapas en el tobillo. Pero ni se le nota porque va todo el tiempo con los de alante. Los demás, más o menos los de siempre (con alguna ausencia). En total catorce, que salimos buscando las Mesas de Sta. Rosa. Como están modificando la rotonda de circunvalación, han cambiado la dirección de algunas calles que antes tomábamos, por lo que tendremos que buscar nuevas alternativas para salir hacia Morabita. Por el camino, nada reseñable, sólo mucho polvo (¡y que no acaba de caer siquiera un chaparroncito que lo aplaque-plaque!). Por la carretera de Sevilla, cerca del Cuadrejón, Francisco tuvo que pegarle un bocinazo a un niñato inconsciente e irresponsable que se le cruzó por delante y que, con un camioncito en las manos, se creen que llevan toda la prioridad. Desde allí seguimos hacia Los Tollos: unos, los cobardes, por la derecha, que es más llanito; otros, los valientes (a propósito: desde aquí un abrazo a ese compañero que nos ha tenido que abandonar por motivos laborales: Don Alfonso...) Como iba diciendo, otros, los valientes, por la izquierda, donde el camino es mucho más largo, peligroso, polvoriento, bacheado y cuestarriba. En la puerta de la parcelita de siempre, reagrupamiento, y desde allí, por carretera, hasta los olivos, evitando los toboganes de Romanina. Empezamos rodando por allí a 23 k/h de media con la charla. Cuando se acabó la charla pasamos a 27 k/h y después de la curva, con todo el viento ya de cara, a treintaypico k/h. (¡¡Cohone... darle charla a ece niño... que nos va matá...!!). En el supermercado de Nueva Jarilla, avituallamiento líquido y Joaquín que se despide porque lleva prisa. Pero prisa: como que veníamos los trece ligeros y no le vimos el pelo.
En Jerez nos paramos la mayoría a tomar un refresco y salieron algunas propuestas de rutas: la ruta de las casetas de feria (propuesta por Manolo B.P.), la del ermitaño (por Rafa L.), la de la matanza y la de las tres arrobas (por Francisco), la de la ardilla (por Pepe. Y tal como la iba explicando, todo el mundo atento y diciéndole: "ira, ira, ira, ira... ío puta..."). Habrá que confeccionar un calendario e ir buscando patrocinadores. En fin, todo a uno diez y un ratillo simpático como los de antaño.

2 de octubre de 2011

X RUTA BTT SIERRA DE UBRIQUE - LOS ALCORNOCALES

La X edición de la Ruta de Montaña "Sierra de Ubrique - Los Alcornocales" se cambió de fecha por previsiones de fuertes lluvias en mayo, y hoy, después de cinco meses, se ha podido realizar. Y así, 125 inscritos nos hemos concentrado esta mañana en Ubrique para recorrer diversos senderos de dos parques naturales.
La mayor parte del recorrido ha sido neutralizada, lo que no quiere decir que fuésemos todo el tiempo juntos. La dificultad del trazado, el distinto nivel de los participantes y la estrechez de los senderos hacían que el pelotón marchara estiradísimo, con muchos minutos de diferencia entre los primeros y los últimos. Pero en varias ocasiones a lo largo de la ruta nos hemos regrupado todos antes de continuar. Ha habido dos tramos libres, de subida los dos, y uno de ellos, de unos 10 k., ha sido cronometrado y ha servido para establecer las clasificaciones.Para comenzar, se dió el clásico paseo por la localidad, por cuestas adoquinadas, donde ya se produjeron las primeras caídas por no poder sacar los pies de las calas. Tras salir del pueblo tomamos unos senderos muy pedregosos que desembocaban en la carretera que sube al Mojón de la Víbora. Como la Guardia Civil no había autorizado a cortar el tráfico, subimos en grupos de 20/25, separados unos 400 m. cada grupo. Al inicio de la pista que está frente a la venta, de nuevo reagrupamiento. Seguimos con dirección a Los Charcones, por el mismo recorrido que discurre la variante larga de la Cortes Extreme, pero en sentido inverso, hasta llegar a donde estaba el avituallamiento de la bifurcación de aquella: carril estrecho, muy pendiente y con mucha piedra suelta. La mayor parte del recorrido por esta zona de Los Alcornocales coincide con el trazado de la CNX por el interior del parque, aunque no siempre en la misma dirección. Entretanto hubo un par de avituallamientos, pero sólo de agua y más reagrupamientos.
Prácticamente todas las subidas eran de plato chico y en fila de uno, de manera que si el de delante perdía el equilibrio costaba trabajo esquivarlo y continuar el trazado montado. Pero el terreno estaba seco y había buena adherencia, tanto para arriba como para abajo. Un poco después del tramo cronometrado estaba el único avituallamiento sólido. Desde allí hacia La Calderona, para continuar por la pista que sigue en dirección al peñón del Berrueco y, para no salir a la carretera, continuar por el pedregoso senderito que lleva al Mojón. Bajamos de nuevo en grupos por carretera y, antes de alcanzar el pueblo, nos desviamos por otros carriles distintos a los del principio, para cruzar el arco de meta que estaba en la calle peatonal de Ubrique.
En el lugar de salida (I.E.S. F. Fatou) no estaban disponibles los servicios. "Vaya Vd. al ambulatorio que hay aquí cerca", me dijeron. Desayuno con zumo y un dulce. Dos avituallamientos con agua exclusivamente. Un único avituallamiento sólido con agua o isotónico, fruta (mitades de plátano y trozos de pero), frutos secos, barritas y dulces (los mismos que habían sobrado del desayuno). Cerveza y plato de paella al final. Un llaverito de recuerdo y una camiseta "técnica" (¿¿??) de talla pequeña. Todos los de organización (y había muchos: grandes y lustrosos) llevaban puesta una camiseta como la que nos regalaron. Pero para los participantes ya no quedaban tallas (¡Vaya tela "técnica"!). Y "quien quiera ducharse tiene que ir al polideportivo", nos dijeron al final.
El recorrido por los montes ha sido prácticamente el mismo que el de la CNX (aunque en un sentido u otro), sólo que en una ocasión se sale y se llega a Cortes y en otra a Ubrique. Las dos localidades comparten los mismos parques. Una, la de Ubrique, va por la décima edición, mientras que la otra sólo lleva dos. Si para colmo las dos se celebran inicialmente en el mismo mes (en mayo), significa casi repetir la ruta. De cualquier modo les convendría encontrar alguna seña de identidad que les permitiese diferenciar una prueba de la otra, mediante el trazado, dificultad, o haciéndola puntuable para los campeonatos de Andalucía, por ejemplo. En Cortes hay dos: una que organiza el Club Ciclista de la localidad (CNX) y la de Genci (Cortes '60), pero que nada tienen que ver. Cada una tiene su peculiaridad, con lo cual no se interfieren. Algo así deberían hacer la Marcha de Ubrique y la de Cortes, pues con las mismas fechas y el mismo recorrido lo que conseguirán es detraer participantes la una a la otra.El paisaje ha sido, como siempre, espectacular. Pero la organización ha dejado mucho que desear y, o bien relizan bastantes mejoras de cara a próximas ediciones, o se van a tener que consolar con los participantes de la localidad, porque los que conocemos otras opciones tendremos muy claro en qué marchas no participar.

LOS QUE EL VIENTO SE LLEVÓ




































Sabado 1 de Otubre, Divina Pastora: a las 8,30h nos encontramos 15 clicistas con ganas de recorrer un poco el suelo de nuestra provincia. Francis propone ir a Medina por el corredor verde, desayunar en una venta cerca de Puerto Real y tirar pa Medina. Primer inconveniente el viento, fuerte viento de Levante que azota a todas las bicis por igual pero no tanto a los que pedaleamos en ellas, a unos mas a otros menos, segun su fondo fisico. Cogemos el carril de la Finca Las Quinientas y al llegar a la salida de los Cocodrilos primer inconveniente, un guarda nos cierra el paso y nos dice que eso es privado y que por ahí no se puede coger que tenemos que seguir recto y salir por otro lado, al final nos deja saltar la valla, nos encontramos con varios ciclistas que les pasa lo mismo. Seguimos para adelante y llegamos a la venta que hay en una carretera que no se como se llama ( voy a tener que poner mas atencion la proxima vez), ahí parece que es donde fabrican el viento pues azotaba de una forma infernal, ya mi mente y la de algunos estaba diciendo que lo de Medina era inviable, pero primero vamos a desayunar y luego hablamos. Eso de desayunar es un decir porque a mi me sirvieron el ultimo y cuando voy a pegar el primer bocado a la tostada los mas listos ya estaban diciendo ¡¡¡ vamonos que se nos hace tarde¡¡¡, tarde pa qué, si nos queda todo el dia pisha¡¡. y me estoy quemando la boca con la tostada.
Al final hubo unos querian ir a Medina (francis, placa-placa, vadillo, ricki, mateos y otro chico) el resto hicimos mutis por el foro y nos largamos a Puerto Real, los Toruños, las Mesas, ikea y pa Jerez, descanso en Divina pastora y despues de five beers, cada uno se fue a su casa como pudo.Total 75 km. en las espaldas. NO HAY QUIEN NOS PARE.

P.D. Los chicos del otro grupo cuando estabamos tomando cervezas ¡¡¡acababan de llegar a Medina¡¡¡ y eran la 13.30h. QUE LES APROVECHE.