29 de noviembre de 2011

¿ DIEZ SON POCOS ?

Nos estamos acostumbrando a salir tantos compañeros entre semana que con diez, como hoy, me parece que vamos pocos. ¡Diez, pocos. Y entresemana! ¡Quién lo diría! De cualquier forma hoy se ha empezado a notar la influencia de las fechas que se acercan, o sea, la proximidad de las navidades. La insistente publicidad, que casi nos obliga a consumir compulsivamente, y el sector de la hostelería, que ha sabido beneficiarse de las múltiples reuniones que comienzan a celebrarse a partir de estos días, han mermado hoy el pelotón. Así unos tenían hoy comida de compañeros del trabajo y otros estaban organizando la zambomba de su club social. Alguno va apurando los días de asuntos propios que le quedan antes de fin de año y aprovecha para salir por la mañana (hace bien: cuando termina, en vez de colacao con polvoroncito se toma una cerveza con ensaladilla. Si yo pudiera saldría también por la mañana). Y hay quien estaba trabajando (lo que no es mal asunto tal y como están las cosas. Lo de cobrar es ya otro tema).
Pero bueno, los afortunados que salíamos esta tarde hemos empezado a notar el biruji que se cuela por el cuello del maillot cuando ya el sol calienta poco y cada vez que nos paramos, porque el sudor se nos congela por dentro. Y para eso no cabe otra que seguir pedaleando y pedir un cafelito calentito al terminar. Diego propone la ruta: carriles con dirección a Torrecera, por los canales, y luego regreso por San Isidro. En lugar de entrar por La Teja lo hacemos por el Serrallo siguiendo de frente en la curva para bajar a buscar el canal y los viveros. Los carriles estaban estupendos hasta llegar a los canales de La Ina: se podía rodar esquivando charcos y barrizales porque había un estrecho pasillo seco, pero al llegar a la zona de umbría el suelo estaba pringoso. La cuesta de los pocitos (la de la izquierda, la más pendiente) estaba pegajosilla, pero así la rueda adhería mejor y se subía bien. Decidimos no seguir junto al canal para evitar el tramo que hay junto a la balsa de agua porque esa parte debía estar impracticable, y continuamos directamente hacia la barriada de La Ina. Desde allí seguimos por carretera hasta el puente de El Torno, desviándonos a la izquierda por la pista que desemboca en San Isidro. Y como nos iba quedando poco tiempo de luz tomamos la carretera de Altocielo (Salto al Cielo, para muchos), unos por delante y otros rezagados, hasta llegar a Cuartillo. Poca luz, mucho tráfico y una velocidad considerable hicieron que, cuando por fin llegamos a Jerez, consiguiera aliviar la tensión de esos últimos kilómetros. Y el cafelito.

26 de noviembre de 2011

OTRA MAÑANA MUY AGRADABLE... A DAVID EL NOMO NO LO VIMOS


CREO QUE UNOS 20 EN DIVINA PASTORA A LAS 8,30, FRANCISCO Y UN COLEGA NOS IBAN A PILLAR PERO SE CONFUNDIERON Y MIENTRAS NOSOTROS TIRABAMOS POR LOS COCODRILOS PA PUERTO REAL ELLOS SE IBAN PAL "MOJON" PERDON..."MOJO". AL ENTRAR EN EL CARRIL DE LOS COCODRILOS EL HERMANO DE RAFA PEÑA ROMPE UNO DE LOS TONILLOS DEL SILLIN ASI QUE LOS DOS DE VUELTA PA JEREZ. EL RESTO CONTINUAMOS PALANTE, DESPUES SUBIMOS EL PUENTE, COGEMOS A LA DERECHA LUEGO A LA IZQUIERDA Y DESPUES TO RECTO HASTA EL BARRIO JARANA , A LA VENTA "LA VENTOLERA". DESAYUNO, ALGUNOS CON JAMON PATA "NEGRA". DE VUELTA LOBATO, JUAN Y RAFAEL, AUNQUE SOBRADOS DE ENERGIA¡¡¡¡¡¡¡ SE VUELVEN POR DONDE HABIAMOS VENIDO, EL RESTO CREO QUE HACIA EL CORTIJO "EL GUERRA"... CREO (YA SABEIS QUE LOS DE LOS NOMBRES NO ES MI FUERTE) DE AHI HACIA LA CARRETERA BOLAÑOS, PAL PORTAL, CUESTA DE PINOSOLETE Y CERVECITA EN EL CENTRO SOCIAL "VILOITA". ALLI ESTABAN LOS TRES "ESCAPADOS" QUE YA SE HABIAN TOMADO UN TACO CERVEZA, PORQUE RAFAEL YA ESTABA CANTANDO VILLANCICO Y AMENAZABA CON VOLVER MAS TARDE PA LA ZAMBOMBA, NOS ALEGRA VER A GORDILLO NUEVAMENTE Y DOS COLEGAS NUEVOS (LO SIENTO NO SE SUS NOMBRES). UN SALUDO DEL PLAKA-PLAKA

15 de noviembre de 2011

MÚSICA CELESTIAL

Los ciclistas vamos rebautizando determinados lugares por los que pasamos con nombres nuevos y que por diversas circunstancias nos resultan especiales o significativos. Todos conocemos como "Las Moras" a la carretera CA-4100 que va de Guadalcacín a Nueva Jarilla y como "Cuesta del Infierno" a una rampita de ná que hay entre Torrecera y Espínola (imagino que a quien le puso el nombre le gustan poco las subidas. De haberle puesto el nombre otro la habría llamado la "Cuesta de la Gloria"). Se le ha puesto el apelativo de "Las Aguas" a un tramo de recorrido que finaliza por detrás de la depuradora de Cuartillo. También está la "Arqueña", que es la CA-5101, y cuya procedencia resulta fácil de imaginar. Los "Túneles" se le llama a la ruta que se hace por la Vía Verde de la Sierra, entre Puerto Serrano y Olvera, y bien merecido que tiene su renombre, con 30 galerías y 4 viaductos. Los "Molinos" se denomina a otra que pasa junto a algunos de los muchos aerogeneradores instalados entre Jerez y Sanlúcar. Hay otras rutas rebautizadas con nombres de animales, como son "Cochinos", por pasar cerca de El Cuadrejón junto a una granja porcina, actualmente en desuso (a veces también denominada como los "Mastines", por los cánidos guardianes de los gorrinos), o los "Cocodrilos" (Kariba), única granja de esos animales en toda España, que pasa por la finca de Frías, próxima a la carretera de Bolaños.
A mitad de la ruta que hemos hecho hoy por Morabita, existe una subida asfaltada a la izquierda de la carretera, que en su día bauticé como "Panzaburra" (Berango), sin pensar que desafortunadamente ese nombre se iba a generalizar entre los aficionados a la bici, llegando incluso a perpetuarse en el Google Earth. Por lo que parece conveniente denominarla de otra manera, más adaptada al rico vocabulario ciclista: si a alguien se le viene a la mente otro nombre más acertado, sólo tiene que proponerlo y bienvenido sea.
En esta preciosa y corta tarde de otoño (ni llovió ni ná), Juanma propone Morabita, Pepe lo confirma y a Juan no se le ocurre ni rechistar (y más, después de lo ocurrido el día de la "Ruta Increible"). Nos fuimos a buscar a Javier por la Avenida, que es por donde siempre coge, pero no quiso aparecer. Rafa Lomas se paró un momento a descentrar el freno trasero, para que la rueda fuera pillada y darnos así un poco de ventaja. De otra manera dice que pierde interés y se aburre. Y así nos llevó todo el camino, escuchando siempre la misma música, como un disco rayado. Manolo tampoco quiso echarle aceite a la cadena, para mejorar su concentración en condiciones adversas, martirizado por el constante crujido de los eslabones entre los piñones, con un mayor índice de rozamiento y pérdida de deslizamiento. Y el trío musical lo completaba Diego, que con su tiquitiqui habitual era quien marcaba el ritmo (el ritmo musical, no el de pedaleo, como la batería en un conjunto. Pero dice que pronto va a cambiar de instrumento y se va a buscar un Stradivarius). Con esa musiquilla llegamos hasta la Panzaburra, donde todos los tontos subieron y a nadie le dio por decir eso de... "si hay que subir se sube, pero subir por subir... es pa ná". Yo creo que suben sólo para después bajar. Y así, a la chita callando, llegamos hasta la curva. Algunos insinúan volver, pero como ninguno se aclara y nos queda una hora de luz, decidimos llegar hasta Casablanca. Justo cuando nos damos la vuelta, lo típico: el vientecito de cara (¡Ahora sé por qué iba yo tan bien a la ida!). Pero entre unos y otros , entre acelerones y bandazos, llegamos a Jerez con la luz justa y los pilotos encendidos.
Lo mejor (después de la tarde y la salida en grupo, por supuesto), los 23 y pico de media que nos salieron en unos 45 k. Por carretera, sí. Pero la media es la media.

10 de noviembre de 2011

UNA RUTA INCREIBLE

Hoy nos hemos reencontrado frente a bomberos una buena representación de diversos clubes que pedalean por Jerez: nuestro grupo,  MTBV, Club Ciclista Jerez, Todobike, y algunos independientes. Siempre resulta muy agradable pedalear en compañía de amigos de otros grupos y que a ellos les apetezca pasar un rato con nosotros: unos aportan sus conocimientos de los caminos; otros nos ofrecen unas rutas exquisitas; hay quien está ahí para lo que haga falta (intendencia de todo tipo, asistencia mecánica, asistencia sanitaria, transporte y evacuación inmediatos, apoyo nutritivo, etc). Pero a lo que íbamos, la crónica de la salida. Ésta es:
Trece veintesis y una veintinueve, que, ya que no tenían nada de que hablar, antes de las 16,30 ya habían arrancado. Como Velarde insistía en Sierra San Cristóbal, Crespo decidió la ruta y tiramos para El Puerto. Bajamos por Pinosolete, pasando junto a la depuradora, por el camino de las antiguas vías de tren y la estación del Portal. Seguimos por la pista que hay frente a la venta El Pollo, continuando por las marismas en dirección a la autovía. Por aquí el grupo se separa de Lobato. Nos llama varias veces para decirnos que nos hemos equivocado de camino, pero no le hacemos caso y seguimos palante despacito, recortando camino por el carril junto al río. Edmundo me va comentando que su nombre es éste y no el que yo le puse en la entrada de "Una estocada en la rueda". Le pido disculpas por el error y le comento que lo subsanaré. Rafa Lomas habla de lo corto que se le hace este tramo tan liso y lo fácil que resulta marchar por aquí en pelotón apretado, sin frenazos ni sobresaltos. Los demás, como es habitual: Pepe, en cabeza y sin permitir a nadie ponerse delante; Velarde a su lado dando relevos y sin esperar nunca a los de atrás; Andrés y Vadillo hablando hasta por los codos todo el tiempo; Diego, formalito como siempre, sin decir palabrotas ni gastar bromas; un muchacho bajito que se llama Joaquín (podium en la cronoescalada de Nerva y que ha salido alguna que otra vez con nosotros), charlando con todo el que se ponía a su lado; y para colmo el chaval nuevo adelantándonos y cada vez que pasaba a uno lo miraba como pensando: "¿Esto es lo que andais ustedes...?"
En lugar de rodear la autovía por la rotonda, Manolo propone pasar por debajo del puente, pero Fernando cree que no es buena idea porque la marea estará vacía y las gusanas de canutillo pueden pinchar las bicis. Por lo que seguimos hasta la rotonda, donde Lobato salió a nuestro encuentro. Por el otro lado de la autovía el grupo dejó solo a Angelmari por delante hasta llegar al Puerto. Cerca de la estación Velarde se queja de la pérdida de tiempo que significa que todos los demás se paren a orinar, por lo que, tras cruzar bajo el puente de la estación, propone seguir derecho para Jerez. Pero menos mal que Lobato alargó la ruta por la calle Rompecerones (del Puerto), porque si no es por eso no hacemos nada en toda la tarde. Unos por el casino y otros por las trialeritas, íbamos llegando a la entrada de las Beatillas y, dando vueltas mientras esperábamos, parecíamos buitres sobrevolando un cadáver.
Al bajar de Aquasherry había que ir con cuidado por los peligrosos surcos y cortados del camino, y por los ciclistas que inesperadamente iban apareciendo de frente. Hasta que llegamos a Guadabajaque donde, tras el esprín bonificado y después de unas fotillos, cada uno se despidió hasta el próximo charco.