En el año 1998 comencé mi andadura por los 101 de la Legión. Nunca había realizado una ruta tan larga en kilómetros, ni tan dura en desnivel y esfuerzo. Terminé asegurando que “una y no más” (me imagino que como todos, la primera vez). Y a la semana ya estaba soñando con la próxima edición. “Que te engancha”, en otros no lo sé, pero en mí se cumple. A partir de ese momento y siempre que he podido, la ha repetido. Es como un reto personal, un aliciente para la autosuperación, una constante búsqueda de los límites y de la propia mejora.

Los legionarios de los jalonamientos y cruces siempre tienen unas palabras de aliento para ti, que se transforman en dos briosas pedaladas con fuerzas que pensabas que ya no te quedaban.
Podría destacar innumerables momentos y situaciones a lo largo de esas siete ediciones: lo impresionante que resulta ver a miles de personas (corredores, ciclistas, organización, espectadores) alrededor del evento; los brazaletes, los reflectantes, el número de dorsal pintado en la espinilla; los nervios de la primera salida; la calle de la Bola, por Ronda; la marea humana y de bicicletas por los carriles del principio; cada voluntario que te avisa en los tramos peligrosos; las cámaras abandonadas por el camino; la única persona que se quedó conmigo la vez que pinché tres veces y a quien al final yo no esperé; el paso por los pueblos (¿no hay ni uno llano?); la ducha de agua pulverizada en Montejaque; los botes de agua perdidos; la cuesta de la ermita, que nunca he podido subir montado, en carrera, ni en una dirección ni en otra; cruzar el tajo oliendo a meta y las últimas pedaladas...
Hay senderos, pistas, carriles, asfalto, llanos, cuestas para todos los gustos (casi todas concentradas en la última parte de la carrera), trialeras, arroyos, baches, surcos, roderas, túneles, vías, puentes, pueblos, rotondas, badenes..., buen ambiente y buena gente.
El próximo mayo se celebra la XIV edición.
comentaros que el sábado 11 de diciembre a las 10:00 de la mañana se abre el período de inscripción para la prueba de mtb, en pocos días se agotan las plazas.
ResponderEliminarpa tí cada pinchazo fué una maldición, pa mí un alivio porque me permitia recuperarme y cuando me "abandonastes" me quedé mas feliz que una perdiz, porque seguí a mi aire. Como bien dices es un cúmulo de sensaciones las que se viven, que mientras vas sobre la bici te parecen experiencias no del todo agradables, pero nada más terminar se convierten en todo lo contrario y engancha una barbaridad. El año que abandoné después de noventa mil pinchazos(llevaba la cubierta rajada) y pasó Valiente ví el cielo abierto(estaba desesperado), le pedí ayuda y al pasar a mi lado SIN PARARSE me tiró una caja de parches. En aquel momento si tengo un ladrillo a mano... Hoy lo recuerdo como algo entrañable. Animo a los demás blogueros(no globeros) a colgar sus historias(Rafaé tiene una muy buena con un legionario....negro.
ResponderEliminarNunca he realizado esta prueba, y este año me gustaría realizarla, pero necesito que me asesoreis para realizar la inscripción online.
ResponderEliminarAgradecería consejos y sugerencias.