27 de abril de 2020

(G.C.C.) T.P. EDMUNDSEN

El programa de exposiciones sobre Ciclistas Célebres trae a esta sala una obra que muestra a T.P. Edmundsen en representación de los grandes viajeros y exploradores.
El cuadro, un óleo sobre tabla, probablemente se realizara tomando como base una fotografía obtenida en aquella campaña de conquista del Polo Sur. La pintura refleja a Edmundsen en primer plano, vestido con un abrigo de piel de foca, sobre pasamontañas de lana negra que cubre su cabeza y sólo deja al descubierto el rostro. Lleva también unas gafas sobre la frente con las que evitar la ceguera provocada por el incesante reflejo de la nieve y el hielo. Un poco más atrás, entre la bruma, se vislumbra la bandera de Andalucía sobre una de las tiendas del campamento (en cuyo interior dejaría una carta que testimoniaba su logro) que levantó en el punto más austral de la superficie terrestre. 


T.P. Edmundsen, explorador de las regiones polares, dirigió la expedición a la Antártida que por primera vez alcanzó el Polo Sur. La historia ha contado los imponentes éxitos de este aventurero pero nunca reveló las verdaderas razones de esas expediciones.
A T.P. Edmundsen, natural del sur de Andalucía, siempre le había atraído explorar y descubrir nuevos territorios. De niño en la playa era de los que se perdía por la orilla intentando llegar a las rocas. En el campo casi nunca jugaba al balón. Prefería correr y subir montes con su inseparable cantimplora a la cintura. Desde que logró cierta autonomía exploraba los alrededores de su población montado sobre una bicicleta sin más compañía que un puñado de ilusión y un bocadillo en los bolsillos. La insinuación de un camino desconocido o un horizonte por descubrir eran el mejor de los regalos y la mayor de las tentaciones que pudiera resistir.
Su meta en la vida se concretaba en dos palabras: buscar y descubrir. Algo en su interior lo llevaba a ir más allá, a buscar sin límites. Sentía una fuerte pasión por las regiones ignotas. De modo que tenía dos opciones: o se dedicaba a la investigación científica o se hacía explorador.
Y buscando buscando vino a convertirse en recaudador de impuestos. Así conseguía satisfacer al menos una de sus aspiraciones. Investigar el fraude y encontrar al tramposo serviría para colmar uno de sus anhelos. Y a eso estaba dedicado cuando le llegó la oportunidad de su vida, ocasión que no podía dejar pasar. Le propusieron perseguir el fraude y a sus secuaces allá por los confines más remotos y alejados de los territorios conocidos. Entendiendo que así podría saciar otra de sus pasiones aceptó de buen grado. Y se dispuso a atrapar a los más contumaces defraudadores que se ocultaban por los Polos. Esta fue la primera verdadera razón que le llevó a la Antártida.
Como se ha dicho T.P. Edmundsen era originario de Andalucía y encontró la excusa perfecta para viajar por el Polo. La oferta le llegaba justo un insoportable día de verano que marcaba la temperatura más alta del siglo. Huir del calor se convertía así en la segunda razón.
Y el tercer motivo que lo empujó a la aventura fue la posibilidad que vislumbró de montar una franquicia de cubitos de hielo en su tierra, donde había aumentado considerablemente el número de bares, introduciendo en el mercado un producto de una calidad insuperable y hasta entonces desconocida: auténtico hielo polar.
Esas fueron por tanto las verdaderas razones de su expedición: perseguir el fraude fiscal; huir del calor; y establecer un negocio de cubitos de hielo. Todas las proezas que consiguió a partir de ahí vinieron por añadidura.

2 comentarios:

  1. ¡Qué ocurrente eres Angelmari!
    Fíjate, yo, el azote del contribuyente/defraudador...Así van las arcas del Tesoro.
    Encima, lo del hielo, después de tantas vueltas, y todos los bares cerrados. Lo que yo te diga, monto un circo y me crecen los enanos...
    ¡¡Muchas gracias, tío!!
    Lo pasamos genial con tus galería de relatos, ¡¡eres un fistro!!

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  2. Menos mal que lo has sacado sin maacarilla. Genial una vez más. Pronto la Galería dará si no para un pelotón ciclista, sí para un equipo de fútbol.
    Y enhorabuena al retratado por tan merecido honor de pasar a la posteridad como célebre personaje.

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