A las ocho de la mañana ya empezaba a clarear y el termómetro del coche marcaba trece grados. ¡Día 13 y 13 grados...! Además tenía muy presentes las palabras de Juan: "No
gastaremos rueda haciendo muchos kms. Lo haremos retorciéndola".
Nueve emetebeuves y yo hemos realizado un recorrido de casi 60 kilómetros en torno al Paque Natural de la Breña y Marismas del Barbate. En la ruta ha habido para todos los gustos: senderos, pistas, calzadas, hormigón, carretera, buenas subidas y bajadas, trialeritas y trialerotas, cortas y largas, para arriba y para abajo, arena, piedras boludas, raíces... En fin, un amplio muestrario de terrenos. Aunque comenzamos con frío, luego la mañana resultó ideal para la práctica de la BTT y sólo al final sopló un poco de poniente. El camino ha discurrido por San Ambrosio con dirección a Vejer, bajando por el "túnel" (o tubo) para volver a subir al pueblo por una empinada calzada, que no resultaba tan difícil por el desnivel como por lo saliente de las piedras. Luego nos dirigimos hacia el cruce de la carretera a Medina para tomar la desviación que sube a La Muela y bajar junto al acueducto de Santa Lucía. De allí hacia la desembocadura y marismas del Barbate, y una vez en el pueblo buscar el camino (muy arreglado) que llega hasta la torre del Tajo, cruzar el pinar de la Breña y de nuevo hacia el punto de partida.
El organizador parece que se lo había olido. Nos escribió en este mismo blog: "Revisad bien cadena y cambio..." Pues resultó premonitorio. Un palo entre las roldanas y la cadena le arrancó la patilla de cuajo, debiendo improvisar una solución de emergencia. Y así se vio obligado a recorrer la mayor parte de la ruta a piñón fijo. ¡Vaya derroche de generosidad! Fue el único incidente reseñable de la jornada.
Y el misterio: qué sería lo que habían comido las retintas de la zona para que les soltara la barriga, porque no vimos ni una majada, pero todo el camino estaba lleno de chinguetazos y deyecciones clarillas. A saber.
Preciosa y estupenda ruta la que nos ha ofrecido Juan y que he disfrutado en compañía de los MTBV. Muchas gracias a todos y especialmente a Manuel, quien tan sólo insinuar que había olvidado los manguitos me ofreció los suyos y me salvó del biruji de la mañana. Hasta la próxima (que ya he oído algo sobre Cazalla).
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