He hecho rutas tan bonitas o más que la de hoy, pero, lo reconozco, por Los Alcornocales tengo debilidad. Adentrarme por bosques de alcornoques y quejigos, por pinares bien conservados (como este de Benazainilla), transitar caminos entre brezales y helechos o remontar y bajar cuestas por herrizas supone un goce para mis sentidos. Y eso en mi tierra, en mi provincia, a mi alcance.