"A CAZALLA Y SIN BUJE"

Ayer sábado,  11 de junio,  hicimos la clásica ruta de la Sierra Norte de Sevilla.

A pesar de lo avanzado del calendario, tuvimos la suerte de dar con un día abrileño de junio, propio de un verano que se resiste a dejar de ser primavera.

Dieciocho, entre Delik2 (incluido Diego a pesar su larga inactividad), MTBV´s y Manteka´s nos dimos cita en la Ermita del Robledo de Constantina, aunque  Antonio “Brocha”  no pudo hacer la ruta,  porque  olvidó el pasante de la rueda en Jerez, a pesar de haber  comprado uno en Lora, que tampoco le valió. Con todo el dolor de nuestros corazones (era el más ilusionado en la ruta)  por dejarlo de vigilante de los coches, iniciamos la ruta.  

Como en otras ocasiones, subimos primero al Cerro  Negrillo y luego seguimos por el Cordel de Extremadura para recorrer parte del interior del Cerro del Hierro. Bajamos a la Gruta y, tras  admirar  su grandiosidad,  nos dirigimos al Nacimiento del Huéznar, donde nos hicimos la típica foto de grupo (esta vez sin la rata de Diego).

Más tarde y sin dar pedales recorrimos la Isla del Pescador e Isla Margarita por la Vía Verde para llegar a la estación de ffcc de Cazalla-Constantina.

Al llegar al comienzo del Camino Viejo de Cazalla deliberamos respecto a si subir o no a la cuna de los anises. Optamos por lo segundo, dada la tardanza en iniciar la ruta y que para entonces el día dejaba ya de estar fresquito.  Decisión que luego nos valdría para llegar con amagos, solo amagos, de calambres  en algunos.

Tras un largo paseo por la orilla de la rivera, llegamos al cortijo El Capítulo, en el que , a diferencia de otras veces, tuvimos que superar hasta tres cancelas. No se le pueden poner tantas puertas al campo.

Más tarde, llegamos a una  dehesa que nos conduciría a Los Castañares de Constantina, que sería el mejor fin de fiesta posible para una ruta que gustó mucho y fatigó poco.

Cuando llegamos a los coches, nos alegramos de ver a Antonio, que no solo nos los había guardado, sino que también había dado buena cuenta de las bebidas y bocadillos, además de haber asistido a una boda en la Ermita y descubierto los extraordinarios Pozos de Nieve de Constantina. Allí, Juan, que se nos había adelantado en un largo sprint, nos regaló un vaso de gazpacho fresco que nos supo a gloria bendita

Comimos y bebimos de lo lindo a la sombra de la fuente de la Ermita, a donde también acudieron gallinas, patos y hasta un perro para participar de tan extraordinario banquete (parecería que el de la boda se celebrara allí).  Entre pinchos, embutidos varios,  quesos, tortillas, langostinos,  cervezas, palo cortado y un larguísimo etcétera, surgieron las mejores ocurrencias que nos hicieron reír a tutiplen, entre las que cabe recordar especialmente la de Renzo al proponer al grupo el encargo de una camiseta con la leyenda: “A CAZALLA Y SIN BUJE”  (en alusión al infortunio de “El Brocha”). También el mayor de los Peña destapó el tarro de las esencias a remedar el pedaleo de éste.

En el regreso, ya tardecito, algunos paramos en Lora para degustar un reponedor  cafelito y seguir comentando las  muchas anécdotas de un día que respondió, creo,   a las  grandes  expectativas que siempre despierta esta ruta.

En fin, un día de diez en convivencia y pedaleo que da mucha vida y que hay que repetir por  era cuestión de salud física e higiene mental.  En este sentido, la próxima cita, el primer sábado de noviembre, para hacer la parte de Cazalla que hoy no pudo ser y que como cazallero lo llevo sobre mi conciencia,  y degustar setas y caldereta, por supuesto,  en el Batán de las Monjas, junto al Huéznar. ¡Casi ná!