DOCE AFORTUNADOS

Hemos sido los últimos doce afortunados. Subir al Aljibe en bici es un privilegio. ¡A ver cuánto dura! 

En un amanecer frío y ventoso nos pusimos en camino hasta Puerto Gáliz.  Las nubes cubriendo el cielo y el levante que pegaba de frente nos hacían pensar que la foto de cumbre sería breve. La pista de La Sauceda iba descubriendo, curva tras curva, unos bellísimos paisajes. Hasta que tomamos la desviación que nos llevaría a cumbre. Ahí se acabó el rodar y empezamos a comer piedras por un sendero muy roto (Juaqui dice que a él le supo a poco porque su 29 se lo come tó). Los demás, a ratos montados y a ratos empujando. Arriba estaba el cielo más despejado, pero entre los tiritones y el viento, no quedaban muchas ganas de disfrutar de las vistas. El tiempo justo de sacar unas fotos y arreando. Me habián comentado que la bajada hasta el refugio del Picacho estaba arreglada, pero se quedaron cortos: una autovía talmente, con mucha pendiente y muy rápida. Gana en comodidad y seguridad, pero ha perdido encanto. Por el camino, nadie, ni en bici ni andando, ni parriba ni pabajo. Desde allí asfalto, con contínuos toboganes, hasta el punto de salida. Y de postre, a la hora clave, el olorcito saliendo de la venta. Irresistible. Dos compañeros nos obsequiaron con una fuente repleta de exquisito venado engalanado con patatas. Gracias.

  

 

 

 

Como siempre, una delicia rodar por los montes.
(Más información sobre la ruta, comentarios y fotos, en este enlace).