24 de marzo de 2013

SÁBADO SIN PASIÓN

Ayer, Sábado de Pasíón cofrade, que  no bikera, nos hemos juntado un grupito  para dar una vueltecita por la comarca del sherry aguado durante un ratito. Sólo seis estábamos a la hora prevista en el sitio convenido: los hermanos Mateos, Pepe Robert, Pepe Montero, Juan y un servidor.  Juan terminó antes de empezar, así que solo cinco (vaya número) cuando el jueves fuimos más del cuádruple. Será que la BTT es, como dijo Valdano del fútbol, un estado de ánimo y hoy no estaba el horno para más bollos.
Cinco que nos pasamos media mañana mirando por si venía más gente y la otra media al cielo por si llovía.
Tras una rápida deliberación de si  nos mojábamos primero para el sur, el norte, el este o el oeste (estaba claro que nos mojaríamos fuéramos para donde fuéramos), tiramos para Nueva Jarilla. Y antes de llegar cambiamos el rumbo hacia el Circuito,  huyendo de  unos nubarrones,  que amenazaban con derramarse en cualquier momento. La “Tormenta Perfecta”, tú. Y ocurrió justo cuando llegábamos a la Venta Flores. Una Venta, santo y seña  en otro tiempo del  buen comer de  la zona y  que, como tantas otras, han echado el cerrojo (ya debe estar chunga la cosa que hasta los bares cierran). Solo sirve para que Riki dejara ayer  allí gran parte de “su carga”.   
Así que, ante el fiasco,  dimos la “volá de un cuervo viejo” y llegamos al bar de Torremelgarejo, donde ofrecían el correspondiente desayuno típico lugareño: “un cacho de pan con jamón mismo”.
Más tarde, y como quiera que empezó a llover con avaricia, pasamos por el Circuito  como si nos hubiéramos escapado del mismo. Tanto que a los hermanos se les ocurrió refugiarse bajo unos eucaliptos; y allí nos refugiamos todos, pero no se refugió nadie:  los goterones eran de Gran Premio. O sea,  que,  como  luego de perdidos…  seguimos hacia Estella por la carretera (los caminos  serían  ya canales) y desde allí al feudo de “la Pelayo”. Las calles  reflejaban una lamentable parálisis generalizada y  solo un grupo de ponferradinos daban una  pequeña nota de color a un pueblo-ciudad descolorido por muchas cosas, o mejor dicho, por todas. Presagiaban los puñeteros que  se llevarían más tarde los tres puntos en juego, como así ocurrió más tarde;  cosa,  por otra parte, ya habitual con  todos los que  nos visitan. Y es que a paro y a generosidad no hay quien nos gane. Algo es algo. Digo yo: si ya ni el circo nos consuela…  po que nos den. Menos mal que siempre nos queda el Barça (¿verdad Tomás?). 
Bueno, a lo que iba: que  al rato, cada mochuelo a  su olivo y a disfrutar del descanso, que también se agradece, aunque alguno llegara a tiempo de fregar los cacharros de la cena de la noche anterior y hasta de hacer el almuezo sabatino.  ¡Hay que joerse!

1 comentario:

  1. Nadie en Divina sabía
    quién sería el arriesgado
    tan audaz y tan osado
    que a las nueve allí acudió.
    Todos miraban parriba,
    por si llegaba la lluvia.
    “-Mira tú que si diluvia
    y nos coge el chaparrón”.
    “-¿Para dónde cogemos que no haya barro?
    Porque como nos llueva cojo un catarro…”

    Soy un hombre a quien el tiempo
    no asusta ni me acongoja.
    Soy un novio de los vientos,
    de los charcos -no te miento-,
    y del agua que remoja.

    (Música de "El novio de la muerte")
    Dedicado a los obstinados del sábado.

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