Veintiseis ciclistas, entre amigos y conocidos de varios grupos, nos dimos cita frente al faro de Trafalgar para realizar el recorrido. Entre ellos había tres antiguos alumnos míos: Sergio D. (del que hacía mucho tiempo que no sabía nada), Adri A. y Gabriel D. Me ha alegrado mucho pedalear junto a ellos y comprobar cómo algunos exalumnos continúan manteniendo una gran afición por el deporte y la vida sana "a pesar de haberme tenido como maestro de gimnasia". ¡Enhorabuena, que dure mucho y que le deis el relevo a otras generaciones!
Con un tiempo entre nuboso y nublado y un agradable fresquito de poniente nos pusimos en marcha por carretera hacia la cañada de la ermita de San Ambrosio. Dos compañeros estrenaban (o casi) bicis nuevas de 29 y todo eran comentarios y preguntas sobre sus recién estrenadas monturas. Hasta que llegó la de "¿Y qué os han dicho vuestras mujeres de la compra?" Ahí ya fruncieron el ceño y cambiaron de tema. (Es broma). Junto al Palomar de la Breña comenzaba la primera trialerita, cuesta abajo, pero con muchas piedras y muy deteriorada con la lluvias. Por carriles enlazamos con el camino que sube paralelo a los aerogeneradores del parque eólico en dirección a Vejer. Por allí nos cruzamos de frente con un numeroso grupo de ciclistas... ¡Los Amigos de los 100 Km.! ¡En Jerez no nos vemos el pelo y por aquí nos encontramos! ¡Vaya casualidad! Luego nos desviamos a la izquierda para buscar el "famoso túnel" después de unas rápidas bajadas con mucha gravilla suelta. Tras un tramo muy bonito con un par de fuertes rampones salimos a otra pista que nos llevaría hasta el principio de la carretera hacia Los Caños, junto a la rotonda de acceso a Vejer. Continuamos paralelos a la carretera con dirección a la entrada de Sta. Lucía, y un poco antes nos desviamos hacia un senderito muy cubierto de hierba que nos llevaría hasta la carretera de La Muela, cerca del restaurante italiano. Entramos a esa población por el camino que hay junto a la venta Tres Carriles para buscar la zona de Los Molinos y el acueducto que, con tanta agua permenente, es siempre un vergel de vegetación. Es por su belleza un punto indispensable de paso y parada en esta ruta.
Llegamos a la carretera de la Barca de Vejer y tras pasar la Venta Pinto subimos un empinado camino hormigonado que en unos 750 metros de distancia asciende unos 150 de desnivel, con una pendiente media del 20% y máxima del 39%. Por aquí el núcleo de la rueda trasera de Matu fallaba ya de contínuo, obligándolo a subir a pie. Tan duras eran las rampas que algunos sólo lograban ganar metros a base de hacer "eses" y a golpes de riñón. Junto al mirador del muro, intentando arreglar la avería de alguna manera y viendo que había poca solución, Matu decide abandonar la ruta en compañía de Luis y regresar del modo más rápido al coche. Aquí se despiden también Gabri y su tío, porque los esperaban en Barbate.
Dimos una vuelta por Vejer y nos dirigimos hacia el sendero de Las Quebradas, tramo nuevo en esta edición y uno de los más bonitos de la ruta. Era otra de las sorpresas que nos tenía reservadas Juan. Llegamos junto a la barriada de la Ribera de la Oliva y tras cruzar la carretera nos adentramos en las marismas para buscar el carril que discurre junto a la desembocadura del río Barbate: precioso paraje por un camino cómodo que nos llevaría hasta la población. En la entrada a Barbate Carlos y Antonio se despiden mientras que algunos aprovechan para reponer líquidos. Cruzamos los pinares de La Breña en dirección a la Torre del Tajo y de allí por senderos arenosos hasta la carretera, para atravesarla y continuar por otras pistas hasta San Ambrosio de nuevo. Desde aquí, por carretera ya, larga bajada hasta el punto de comienzo.
Han sido 67 k. por terrenos muy diversos, con paisajes muy variados y un recorrido que dejaba poco lugar a las distracciones. Un acierto de ruta.
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