15 de septiembre de 2013

BICIDEPENDIENTES


Cualquier persona suele disfrutar montando sobre una bicicleta, sea cual sea su edad, sexo, estado físico, o equipamiento con el que rueda. Sin embargo existen determinados momentos en la trayectoria de la mayoría de los aficionados al ciclismo que marcan un punto de inflexión y que son claros indicadores del paso hacia una verdadera pasión por este deporte a partir de entonces.
A continuación se presenta una lista de situaciones, costumbres o reflexiones por las que la mayoría de aficionados al ciclismo han pasado o pasarán, en algunas de las cuales todos nos hemos visto (o nos veremos) identificados alguna vez, demostrando con ello que somos verdaderos amantes del ciclismo. ¿O tal vez apasionados? ¿Fanáticos? ¿Obsesos? 
Si te identificas con algunas (pero pocas, no más de cinco) de las siguientes situaciones, no te preocupes: lo tuyo no es grave y todavía tiene solución. Si te ves retratado en una docena de esas circunstancias, la afección comienza a ser importante: estás entrando en un estadio crítico y preocupante. Pero si te reconoces en veinte o más de esas situaciones habrás alcanzado un nivel de dependencia próximo al paroxismo, en el que la gravedad de la supeditación resulta severa, llegando a manifestar síntomas de irreversibilidad: es el momento de acudir a un profesional o, mejor, de sacar la licencia federativa.
  • Te sientes contrariado si no entrenas como mínimo tres días a la semana.
  • Al final de la temporada el cuenta de la bici marca más kilómetros que el de tu coche.
  • Tienes más bidones en casa que vasos para beber.
  • Al despertarte lo primero que piensas es cuál será tu pulso en reposo
  • Tus piernas en verano están mejor depiladas que las de tu pareja
  • Necesitas una foto para un currículum y solo tienes fotos en bici.
  • ­ Tienes tantas que utilizas las camisetas-regalo de cicloturistas para limpiar la bicicleta.
  • ­Ya no extraña a nadie que salgas a rodar un 25 de diciembre.
  • ­ Vas en coche, ves un pelotón ciclista y te sale una sonrisa de complicidad.
  • ­ Escuchas la bocina de un coche y te pones en guardia.
  • ­ Las marcas del sol delatan en tu cuerpo el uso del maillot y el culote.
  • ­Sabes las distancias a todas partes con un error de cálculo de 500 metros + o -.
  • ­ El médico se asusta porque tus pulsaciones están a 40.
  • ­ Al levantarte te duele todo y piensas que el día anterior lo hiciste realmente bien.
  • ­Comes más pasta que una familia italiana.
  • ­Tu plan de entrenamiento es más importante que tu cuenta de Facebook.
  • ­ No te preocupa el tiempo que hace fuera, sino el que tienes disponible.
  • ­Tienes más contrastes de moreno y blanco en el cuerpo que un café irlandés.
  • ­La cerveza que mejor te sabe es la que te tomas al finalizar la ruta.
  • ­ Eres capaz de hacer un viaje de 150 k. para una ruta de 3 horas.
  • ­ Sabes más de rodillas que un médico.
  • ­ Te puedes beber dos litros de agua en menos de una hora.
  • ­ Cuando no ruedas ya para adelgazar, sino que adelgazas para rodar.
  • ­ Te levantas más temprano los fines de semana que los días de trabajo.
  • ­Los viernes te acuestas más temprano que el resto de la semana.
  • ­ Te levantas y te acuestas con mil molestias en el cuerpo y te sientes feliz.
  • ­ Cuando vas en coche no ves carreteras ni caminos, sino posibles rutas para la bicicleta.
  • ­ Te compras un coche grande para que quepa tu bici y todo el equipo.
  • ­ El destino de las vacaciones coincide justo con esa prueba que querías hacer.
  • ­ Te apuntas a las competiciones con semanas o meses de antelación.
  • ­Estás trabajando y al mismo tiempo pensando en el entrenamiento siguiente.
  • ­ Te pones a hacer el cabra porque es la única forma de mejorar la técnica.
  • Miras materiales en Internet aunque no tengas intención ni necesidad de comprarlos.
  • Tu familia y amigos dejan ya de decirte que estás muy delgado o que sales demasiado con la bici .
  • En un cajón de tu armario hay prendas inusuales para el resto de personas, tales como manguitos, bandas pectorales y pulsómetros, guantes, bandanas… y en cierta cantidad.  
  • Compites en lugares en los que nunca habías imaginado que visitarías alguna vez.
  • Un arañazo en la bicicleta te molesta más que un rayón en el coche. 
  • Comentas que has salido una hora a soltar piernas y la gente te mira con cara rara.
  • Subes un puerto con el coche y vas calculando mentalmente el porcentaje de las rampas y el desarrollo que llevarías.
  • El día que no entrenas te sientes como si la temporada y la forma física se acabasen para ti.
  • Los regalos que te hacen están siempre relacionados con la bicicleta.
  • Te dicen que estás muy delgado y te alegras.
  • En tu testamento ruegas que tu pareja no venda la bicicleta por el precio que le dijiste que te costó. 
  • Sólo saludas a los ciclistas con los que te cruzas si consideras que están a tu altura.
  •  Acabas una carrera en buena posición y sin embargo piensas que debes entrenar más.
  • Tu pareja te dice que salgas a entrenar porque estás insoportable.
  • Ves unos ciclistas junto a la carretera y automáticamente los escaneas para tipificarlos y compararte con ellos.
  • Eres capaz de viajar hasta los Pirineos o los Alpes para ver tal o cual puerto de montaña.
  • Entrenas el doble para recuperar el tiempo perdido por las lluvias del día anterior.
  • No te puedes dormir a pesar del cansancio y en lugar de contar ovejitas repasas todas las rutas que harás los próximos días.
  • Vas al gimnasio y sólo te preocupa el tren inferior.
  • Ves un coche cargado de bicicletas y repasas uno por uno todos los modelos que transporta.
  •  La lluvia, el frío o el viento se alían contra ti y desempolvas el rodillo con verdadera alegría.
  • Conoces más tiendas de bici que zapaterías.

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