Todavía recuerdo cuando, hace un buen puñado de años(1) e inmersos desde varios antes en el gran reto que suponían los 101 kms. en 24 horas, Fernando(2) nos animaba una y otra vez a descubrir y participar en la Sevilla Extreme(3).
Tan atractiva nos la pintó que no pudimos sustraernos a la curiosidad y decidimos inscribirnos para la segunda edición. Bien pensado y por las fechas de celebración nos podría servir además como entrenamiento e inmejorable puesta a punto para los 101. En aquellos años los 101 eran nuestra referencia y prácticamente la culminación de cada temporada.
Tan atractiva nos la pintó que no pudimos sustraernos a la curiosidad y decidimos inscribirnos para la segunda edición. Bien pensado y por las fechas de celebración nos podría servir además como entrenamiento e inmejorable puesta a punto para los 101. En aquellos años los 101 eran nuestra referencia y prácticamente la culminación de cada temporada.
A mitad de abril participamos en esa edición de la Sevilla Extreme, que comenzó en El Pedroso lloviznando. Incluso nos vimos obligados a descalzarnos para cruzar el río Huéznar por el abundante caudal que llevaba. A pesar de lo cual no pudimos dejar de reconocer que, aunque no tan extremadamente dura como su propio nombre sugería, la prueba discurría por unos parajes preciosos y no le faltaban cuantos alicientes se esperan para este deporte. Tanto es así que al año siguiente repetimos.
Por aquel entonces nos llamaba poderosamente la atención el kilometraje(4), la dureza, la dificultad. Pretendíamos cada vez reducir el tiempo, acabar en mejor posición: ir más rápidos. Y eso obligaba también a entrenar más toda la temporada previa, tanto en número de salidas, como en kilómetros recorridos e intensidad del ejercicio.
Ahora, con unos cuantos años más en el bolsillo del maillot, y unas patillas blancas que asoman por debajo del casco, todavía podemos seguir montando en bici. Y nos sentimos privilegiados por ello. No se han perdido las carreritas, los piques, la competitividad ni el buen rollo. Alguno incluso continúa participando en pruebas organizadas. Pero está claro que ya no somos lo que fuimos. Vamos buscando otras metas y adaptando los objetivos. Ya no nos preocupa tanto el mejorar tiempos como poder terminar el recorrido, y, a ser posible sin daños, sin caídas, sin lesiones. Las dificultades las sortean con una mayor o menor dosis de técnica y preparación unos, los que van pudiendo, y con la tecnología(5), otros. La adrenalina de la competición se va dejando para los más jóvenes. Las espaldas se van quejando. Las rodillas protestan. Cada vez tarda uno más en levantarse tras el batacazo. La lluvia, el calor o el frío excesivo cercenan la concurrencia. Poco a poco va aumentando el parque de bicicletas eléctricas. En las salidas que se hacen por la mañana la parada para el desayuno es preceptiva. El café o la cerveza del final, innegociable. Más que recorridos veloces procuramos prudencia. Más que dureza o excesiva dificultad buscamos caminos nuevos.
Reemplazamos las carreras organizadas por rutas particulares, más ajustadas a nuestros intereses y posibilidades. Casi me atrevería a decir que evitamos las multitudes, que provocan enganchones, ruedas que se rozan a punto de caer o tener que hacer más paradas por accidentes o averías. Solos no, pero muchedumbres tampoco. Itinerarios alternativos y senderos desconocidos, por descubrir, nos ofrecen más aliciente que los que hemos trillado centenares de veces por interesante que estos sean. Incluso si nos cruzamos con más bicis parece que se pierde parte del encanto del momento. Y para paliar la rutina de tanto camino próximo, para romper la cotidianidad, a veces algunos proponen ampliar el horizonte con la oferta de paisajes admirables o el descubrimiento de lugares insospechados. Se trata también de compartir. Sin relegar el doble goce que supone imaginar una ruta primero y recorrerla físicamente luego, no cabe duda de que también está la satisfacción de compartirla. A esa labor se aplica Fernando para convencernos de los encantos que podemos encontrar por esos vastos territorios de Andalucía, bien sea en Sevilla(6), Huelva(7) o Jaén(8) mismo. Esperando la fecha propicia para que el camino luzca en su máximo esplendor nos apunta algún destino original o alguna reciente variante de la que tiene noticia.
Así ocurrió el pasado sábado cuando un buen grupo nos trasladamos hasta Guillena para recorrer unos paisajes, si no inéditos para todos, al menos diferentes a lo habitual. El madrugón y el desplazamiento que hay que realizar hasta el inicio de la ruta se ven luego compensados por el encanto de la misma. Unos se interesaban por el paisaje y la naturaleza. Otros pugnaban en duelos personales. Hay quien esperaba con afán el tramo del Camino de Santiago(9), ilusionados o preocupados. Alguno iba con los ojos muy abiertos, descubriendo territorios. En suma, un poco de todo que lo que compone este mundo entre ciclistas.
Reemplazamos las carreras organizadas por rutas particulares, más ajustadas a nuestros intereses y posibilidades. Casi me atrevería a decir que evitamos las multitudes, que provocan enganchones, ruedas que se rozan a punto de caer o tener que hacer más paradas por accidentes o averías. Solos no, pero muchedumbres tampoco. Itinerarios alternativos y senderos desconocidos, por descubrir, nos ofrecen más aliciente que los que hemos trillado centenares de veces por interesante que estos sean. Incluso si nos cruzamos con más bicis parece que se pierde parte del encanto del momento. Y para paliar la rutina de tanto camino próximo, para romper la cotidianidad, a veces algunos proponen ampliar el horizonte con la oferta de paisajes admirables o el descubrimiento de lugares insospechados. Se trata también de compartir. Sin relegar el doble goce que supone imaginar una ruta primero y recorrerla físicamente luego, no cabe duda de que también está la satisfacción de compartirla. A esa labor se aplica Fernando para convencernos de los encantos que podemos encontrar por esos vastos territorios de Andalucía, bien sea en Sevilla(6), Huelva(7) o Jaén(8) mismo. Esperando la fecha propicia para que el camino luzca en su máximo esplendor nos apunta algún destino original o alguna reciente variante de la que tiene noticia.
Así ocurrió el pasado sábado cuando un buen grupo nos trasladamos hasta Guillena para recorrer unos paisajes, si no inéditos para todos, al menos diferentes a lo habitual. El madrugón y el desplazamiento que hay que realizar hasta el inicio de la ruta se ven luego compensados por el encanto de la misma. Unos se interesaban por el paisaje y la naturaleza. Otros pugnaban en duelos personales. Hay quien esperaba con afán el tramo del Camino de Santiago(9), ilusionados o preocupados. Alguno iba con los ojos muy abiertos, descubriendo territorios. En suma, un poco de todo que lo que compone este mundo entre ciclistas.
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(1) Algo así como una mayoría de edad en el ordenamiento jurídico en España.
(2) Fernando M., aquel muchacho que siempre aparecía con el casco sujeto al manillar y al que, cuando absolutamente todas las BTT montaban de serie tres platos, le sobraban los dos pequeños.
(3) Maratón de 125 kms. para BTT con recorrido íntegro dentro del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla.
(4) Cualquier prueba que superase los 100 kilómetros suponía un reto, un desafío contra uno mismo.
(5) Se hace referencia aquí a la continuas innovaciones que va introduciendo el mercado: bicicletas de menor peso cada vez, con mejoras en eficiencia de pedaleo, comodidad, seguridad, etc. Incluso, cómo no, la llegada de las bicicletas eléctricas.
(6) Por los múltiples caminos del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, el Corredor Verde del Guadiamar o la misma Ruta del Agua de Guillena.
(7) Por Nerva y Minas de Riotinto.
(8) Por la Vía Verde del Aceite.
(9) El itinerario recorre un precioso tramo, entre Castilblanco de los Arroyos y Guillena, comprendido dentro del Camino de Santiago del Sur, o Vía de la Plata. https://www.youtube.com/watch?v=8Jf7srLZCnI
(6) Por los múltiples caminos del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla, el Corredor Verde del Guadiamar o la misma Ruta del Agua de Guillena.
(7) Por Nerva y Minas de Riotinto.
(8) Por la Vía Verde del Aceite.
(9) El itinerario recorre un precioso tramo, entre Castilblanco de los Arroyos y Guillena, comprendido dentro del Camino de Santiago del Sur, o Vía de la Plata. https://www.youtube.com/watch?v=8Jf7srLZCnI
"... se ven luego compensados por el encanto de la misma" y por la posterior TORTILLA CAMPERA guillenera.
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