3 de febrero de 2020

PESADILLA

Anoche estaba inquieto. Soñaba extraños caminos.

Caminos áridos, yermos. Sin pájaros, sin árboles, sin plantas, sin hierba, sin sombras. Ni una roca, ni una piedra. Ni tan siquiera tierra mojada. Sólo líneas infinitas que se adentraban en una inmensidad polvorienta, seca. Un horizonte cortando  grises. Caminos en blanco y negro.

Caminos oscuros, como en noches de luna nueva o como infinitos túneles a ciegas. Sin luz alguna. Adivinando el terreno y calculando el equilibrio. Sin saber con certeza si se transitaba en la dirección correcta o en la contraria. Casi a tientas para no caer.

Caminos cerrados. Cancelas, vallas, alambradas. Carteles vetando el paso. Guardas para evitar la mínima tentación. Caminos insinuantes pero prohibidos. Caminos que nunca unieron. Caminos sin nombre. Falsos destinos, como caminos a ninguna parte.

Caminos inciertos, inseguros. Más que atracción producían desconfianza. La incertidumbre ante lo nuevo provocaba temor. La expectación ante las veredas inéditas se veía turbada ante la sospecha que tiraba hacia atrás y que impedía adentrarse en ellas.

Caminos abarrotados. Completamente saturados, llenos, alborotados, ruidosos. Sin poder franquear unos metros seguidos. Atascados. Con la imposibilidad del mínimo avance continuo. Esquivando obstáculos a cada instante. Embotados de estrépito.

Caminos sucios, malolientes. Completamente llenos de basura amontonada. Tantos residuos y deshechos que ocultaban el camino y dificultaban el paso. Hasta donde la vista alcanzaba. Como en un vertedero infinito.

Caminos imposibles. Sembrados de continuas dificultades. Caminos en los que, en un momento determinado y sin saber cómo había llegado hasta allí, resultaba del todo imposible continuar o regresar. Sin salida. Laberínticos.

Caminos elípticos. Sólo salida y destino. Sin recorrido. Por lo cual perdían toda y su única naturaleza: el tránsito. 

2 comentarios:

  1. Joder Ángel , espero que alguno de nosotros no estuviésemos en esa pesadilla, ya que en ese caso seria terrorífica.

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  2. Qué mal rato, chiquillo.
    Pues nada mejor que evitar la recaída que recorrer los parajes de Guillena y Castilblanco en la Ruta del Agua, primero, los de la Sierra Norte de Sevilla, después, y reforzar la recuperación por los de Nerva, Descalzas y Río Tinto. A por ellos!.

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