25 de febrero de 2012

EL CAMINO DEL TREN DEL AZÚCAR

Este sábado en el que el frío parece que empieza a retirarse hemos disfrutado de una estupenda jornada. Día espléndido. Nada de aire. Nuevos caminos. Extraordinario desayuno. Ochenta y cinco kilómetros. Y nos hemos acordado de los que no han podido venir: de alguno que prefiere el calorcito de las sábanas; de otros que están fuera (pasándolo bien de otra manera); pero especialmente de los que hubiesen querido estar pero no pueden (por ahora), por enfermedad, por motivos familiares o laborales. A ver si las cosas van solucionándose pronto y bien.
Teníamos pendiente investigar unos carriles por la cañada de Vicos. Y ha tocado hoy. Salimos once, pasando por Estella y el carril de servicio de la autopista, con dirección a Torremelgarejo. Antes de la venta de Arroyodulce nos incorporamos al canal y continuamos junto a él hasta cerca de Jarilla-Jareta, por donde tomamos el antiguo trazado de la vía férrea. Ese trazado fue ideado a mediados del siglo XX para unir los puertos de Cádiz y Cartagena y finalmento fue utilizado como tren local para transportar remolacha y azúcar entre Jédula y Jerez. Los primeros doscientos metros resultan escabrosos, debido a que hay que pasar inevitablemente sobre los cascotes de las vías. Por allí se aflojan hasta los retenes de los ojos. Pero cuando aún no habían quitado las traviesas de madera era todavía más insoportable. El carril aparece a tramos con tierra bien asentada y a tramos pedregoso, pero ciclable. Llegamos hasta la caseta que baja por la cañada de Vicos y cruza este sendero. Hasta aquí ya lo conocíamos de veces anteriores. Y a partir de este punto era lo que queríamos investigar, para ver qué nos encontrábamos y hasta dónde éramos capaces de continuar. Así fuimos avanzando entre extensos campos de cultivo, ahora con el trigo verde, y entre los taludes de las vías. La dificultad de este recorrido no está en el desnivel (prácticamente nulo) sino en el piso, pero similar al de otros muchos carriles. Llegamos a los Silos de Jedulilla, un descampado donde estuvo la antigua estación de Jédula (de la que no queda ni rastro, excepto algún andén de descarga casi colmatado de tierra y muchos escombros).

Uno de los generales proponía, y con razón, desviarse a Jédula para desayunar antes de que fuese más tarde. Pero el pelotón, entusiasmado con el nuevo recorrido que íbamos descubriendo, continuaba hacia adelante esperando hacerlo en Arcos. Llegamos a un olivar donde el camino se cortaba por el enorme socavón producido por las escorrentías del Salado de Arcos, lo que nos obligaba a desviarnos para buscar un paso practicable. Y esquivando la zanja terminamos junto a la carretera, justo allí por donde varios años se ha desbordado este arroyo. Podíamos subir por el otro lado del socavón buscando de nuevo la vía, pero decidimos continuar por el carril-bici hasta la población.
Paramos en la venta que hay junto a la gasolinera de la entrada y a algunos que llegaban sin haber comido nada se les cambió la cara cuando vieron los molletes humeantes que nos pusieron. Les apareció en el rostro una sonrisa de oreja a oreja y se olvidaron de los kilómetros y del traqueteo. Dimos una tregua a la dieta y atacamos con avidez las múltiples ambrosías con que untar el pan. Tanto fue así que a la hora de pagar no nos preguntaron cuántos desayunos eran, sino cuántas tarrinas habíamos desbastado. Y es que las tarrinas eran de kilo, de embutidos diversos y de Arriate (¡casi ná...!).
Ya con el espíritu reconfortado teníamos que elegir por dónde regresar. Y para eso están los generales: para tomar decisiones, rápidas y acertadas. Dicho y hecho: Arqueña y carretera cortada hasta enlazar con la de Gibalbín. Y una vez en el cruce, nuevas órdenes: hacia la derecha, hasta la carretera de El Cuervo y luego por los olivos hasta Nueva Jarilla. Algunos se hicieron los remolones con ganas de abreviar, pero se incorporaron pronto al pelotón. Una vez en Nueva Jarilla nos pegamos al carril de servicio de la autopista hasta llegar a Jerez, juntos los mismos que salimos, sin que a nadie le diera por recortar camino y con los generales junto a la tropa. Algo debe estar pasando... Serán los efectos del cambio climático...

3 comentarios:

  1. ¡hay que ver, hay que ver¡
    y yo que queria ir
    en la cama me quedé
    calentito entre las sabanas
    al lado de mi mujer
    Me parece mentira
    como me aprieta la colcha
    como la cama me estira
    y mi agonia se desbrocha
    luego me pongo de lao
    y que me quiten lo bailao.

    Sacado del libro, ¿porqué le llaman a la comoda comoda siendo la cama más comoda que la comoda?

    Pamplinas de un taciturno.

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  2. Cada vez me estan guatando mas estas rutas largas y nuevas .
    Venga Angel Mari ( y a todos los que tengan rutas en mentes, que no sean las de siempre )a ver que rutas nos traes nuevas para los sabados, a pero que nos de tiempo a tomarnos las cervecitas de marra, para recuperarnos del esfuerzo .
    Estas rutas estan poniendo a mi capitan como una amoto, repito amoto

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  3. que buena ruta habeis hecho!!!!que envidia!!!un saludo a todos los bikers de la constancia!!haber si empezamos a trabajar un saludo!!!

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