Para el sábado anunciaban levante. Era una buena oportunidad para retomar aquellos caminos que nos llevan al Valle. Nada más sugerirlo hubo quien se extrañó ("-¿Al Valle...?") y quien con sólo insinuarlo se animó al momento ("-Vale. Vamos para allá el sábado.")
-Puede ser la Cruz ("-¿Eso no es el jueves santo?-"), Lascuta, las dos, o simplemente llegar al pueblo y volver.
La cosa es que la gente se quedó con la mosca tras la oreja pero con el regustillo de probar.
Y llegó el sábado. Algo más que fresco a las nueve. Un buen pelotón y varios con ganas: "-¿No íbamos a tirar para el Valle?"- Pues no se hable más. Creo que algunos hacían ya sus cuentas calculando hasta dónde iban a llegar en la Ruta del Legado Molleteril. No habíamos salido áun de Jerez cuando tuvimos el primer contratiempo: un pinchazo y el posterior arreglo que nos retrasó casi media hora.
-Bueno, venga, que todavía nos da tiempo. Recortamos un poco por aquí y otro por allí y vamos compensando.
Por Estella y Cuartillo: -Tú ve gastando balas que después verás... -Yo tengo muchas en la recámara... ¡Los niños con las pistolitas!
La plaza de la Artesanía, en La Barca, diez cuarenta de la mañana: lugar y momento idóneos para el desayuno de unos y la indecisión de otros.
La plaza de la Artesanía, en La Barca, diez cuarenta de la mañana: lugar y momento idóneos para el desayuno de unos y la indecisión de otros.
-¿Vais a seguir? ¿Pero dará tiempo? ¿No se va a hacer muy tarde?
-Podemos llegar al Valle y quien quiera que suba y quien no que desayune abajo.
-También podemos llegar a la cantera y hacer el tramo a Paterna y Gigonza, volviendo por el mismo sitio.
-Venga, vale.
Por Las Mesas del Corral, -¡qué bonito el burrito...! ¡Pero amárralo, titi, que nos va tirar con tanto retozar!- Por La Suara, las arenas, los bandazos, los uyes. -Espera que desinfle un poco las ruedas que las llevo muy llenas. Y llegando a la entrada de la cantera, en el cruce de Gigonza, se vuelve otro compañero. Creí entender algo de un funeral. -El martes nos vemos. Y hubo uno que preguntaba:
-¿Pero no vamos a desayunar en el pueblo? ¿Quién me da algo de comer? Criaturita: desayuna antes de salir, o quédate con los que desayunan, pero no lo quieras llevar to por delante. ¡O por lo menos échate un platanito en el bolsillo por si acaso, chiquillo!
Continuamos por la cañada real de Salinillas hasta la fuente del Cañuelo.
No íbamos a llegar a Lascuta, pero sí podíamos desviarnos hacia Paterna y Torrecera. En fin, una torre por otra. Pasamos por al área recreativa Cortegana, continuando luego hacia Paterna, Torrecera y el canal que llega hasta La Suara de nuevo. El primer tramo hasta Paterna resultó muy bonito y divertido. En Paterna, competición de silbidos, para avisar a los rezagados. Y los espectadores medio sordos. -¿No los podeis llamar con un quillo o avisándolos con el brazo? Y ellos a lo suyo: -Po yo más fuerte. -Po el mío es más agudo. Y los demás tapándonos los oídos y con principio de acúfenos. Las cosas de los niños.
Luego, por la carretera de Paterna a Torrecera, comenzó a soplar el levante. Pero... por una vez y sin que sirva de precedente... ¡lo llevamos a favor todo el tiempo! Y en el único repechito que tiene ese tramo de carretera... ¡otra vez los niños!
-¡Po ahora te va enterá, balita!
-Enga, vamos.
-¡Ira, ira, ira... que lo saca de rueda!
La cuestión fue que, por pundonor, por prisas, por mosqueo, o por evitar agravios comparativos, a uno de los niños no le vimos más el pelo (ni el casco).
Por el carril del canal la película se llamaba Zarzas y barro. Al principio cogíamos por encima de las zarzas para esquivar los charcos y el barro. Y cuando ya teníamos las piernas escocías, por medio del barro para esquivar las zarzas. Llegamos a La Suara. Otra vez por las Mesas del Corral. (Cudiaíto con el burrito retozón). Paso por boxes para reponer líquido (y el del hambre, una palmera de chocolate). Allí nos encontramos a unos viejos amigos, carreristas ellos, que iban hoy con la bici de monte.
De La Barca a Cuartillos por Magallanes, Guareña y subida a las aguas por el carril alternativo de Alcántara. Y en Cuartillos, regrupándonos, otro bocado a la palmera. (-¡Chiquillo! ¿Te va comé media parmera a las do menos cuarto, si es la hora de las papas fritas y las acitunas? ¡Er prózimo día tráete nquezea unos dátiles!).
Total, que a la hora que era pensamos que lo más rápido era terminar hasta Jerez por carretera, en filita india y sin piques. Pero como se nos unió otra vez el grupo de los viejos amigos... po subiendo el cementerio más arreones. En una de esas nos dimos de bruces con la tradición de las flores en el cementerio. Un matrimonio a lo suyo cruzando la carretera por donde mismo iba circulando la filita india en una dirección y más vehículos en la otra. Esquivas, frenazos y el sobresalto en el cuerpo. Y con el rostro colorín colorado (por el susto o el esfuerzo)... este cuento se ha acabado.
Completísima crónica, a la que yo solo añadiría, por decir algo, la inquietante bajada hasta la fuente de El Cañuelo, santo y seña de la famosa Ruta del Agua, entre Paterna y Gigonza, y el divertido tramo entre eucaliptos y alcornoques desde ésta hasta el pueblo. Y todo con una gran precisión horaria, de manera que, a pesar de la kilometrada, estuvimos de regreso a las dos y pico. Buena hora para comer, beber, descansar un rato y ver el partidazo...y.. ¡¡¡a vivir que son dos días!!!.
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