Con una temperatura de 4º a las nueve de la mañana, partió la expedición que pretendía coronar la primera subida del año a lo más alto del Cerro del Águila (como se llamaba antaño) o Monte de la Cruz, que es como pasó a ser conocido a partir del 5 de mayo de 1910, cuando se inauguró la cruz que había sido instalada en la cima poco antes.
A pesar de la temprana y fría hora Rafita se acercó al punto de salida para asegurarse de que todo el tema de intendencia e infraestructura estaba en orden, y allí nos despidió bien pertrechados y deseándonos buena ruta. Siete componentes integrábamos esta expedición: Adolfo, Antonio, Fernando, Javier, Joaquín, Pepe y yo. Adolfo nos acompañó en el camino de aproximación hasta La Barca por si surgía alguna incidencia durante ese primer tramo. Y a partir de ahí, sin más apoyo logístico, realizamos el acercamiento al Campamento Base 1, en El Chaparrito. Pero como estaba desmantelado cuando llegamos, nos vimos obligados a continuar sin pausa hasta el Campo Base 2. Allí, en San José del Valle, al pie mismo de la subida definitiva, realizamos una parada técnico-logística de avituallamiento, preparando la ascensión final a la cumbre. Aprovechando los únicos rayos de sol que entraban entre los farallones y divisando el enorme desnivel que nos quedaba hasta la cima, repasábamos mentalmente las dificultades que íbamos a encontrar y cómo superarlas. A partir de aquí cada cual realizaría el ascenso en función de su estado de forma, acordando reunirnos arriba con el fin de dejar constancia del reportaje gráfico para el Nachional Geografic. Nos pusimos en marcha y atacamos la cumbre sin más demora por la vía tradicional de la cara oeste, la conocida popularmente como Vía del Abuelito, de III grado, consiguiendo llegar todos arriba y bautizando con champán isotónico a Pepe, pues ésta era su primera ascensión hasta la cruz.
Bajada rápida y regreso relajado con la satisfacción de haber conseguido el objetivo al primer intento.
Hemos demostrado ser capaces de llegar en sábado un poco más allá de Rota con tal tener voluntad y de contar con una migaja de indulgencia de la respectiva "santa".
ResponderEliminar