Este año, como novedad , hemos repartido la penitencia
bikera clásica en Semana Santa de subir el Monte de la Cruz de San José del
Valle entre Jueves y Viernes Santo. El segundo viene a ser como una recuperación
para los que no pudieron el primero.
Unos veinticinco acudieron el Jueves e hicieron la tarea,
salvo unos cuantos que prefirieron no subir, y, por tanto, optaron por seguir impenitentes
con sus pecados. Allá ellos. Comentan
que fue el día del estreno de la eléctrica de Antonio Lobato. Dentro de poco, y según vayamos pudiendo, todos iremos entrando también por ese
aro. Al tiempo.
Hoy Viernes hemos ido
solo cinco, aunque Joaquin B., temiéndole más al regreso que a una vara verde,
prefirió volverse poco antes de llegar al pueblo. Notó mucho que ayer se dio
otra paliza bikera, que no cofrade. Los demás apechugamos con los rampones,
donde nos cruzamos con Laureano, que prefirió cumplir con la tradición en
solitario bajando como en él es habitual.
Una vez allí arriba disfrutamos un rato de las impresionantes
vistas, que no dejan de sorprender, e
hicimos las obligadas fotos para dar fe de que nosotros sí subimos (no
como otros).
Nos ha acompañado hoy Fernan, que tras vencer ayer en Trebujena,
estaba deseoso de montar en bici disfrutando del paisaje y de la charla (con
Antonio Ariza eso está asegurado). No
obstante, nos ha obsequiado con tres momentos prodigiosos: uno, subir varias
veces mientras otros lo hacíamos solo una a duras penas y hacerlo
esprintando; dos, recorrer la carretera de
Magallanes sobre una rueda; y tres, subir un
par de veces la rampa con escalones por la que cruzamos el arroyo de la trialera que
lleva a la La Suara. Este niño no sale al padre.
Mención especial, por reincidente, merece Angelmari. Éste
fue y subió el Jueves y fue y subió hoy
Viernes. Y se ha permitido el lujo de seguir la rueda de Fernan en los últimos kilómetros,
cuando las prisas apremiaban y, por tanto, veníamos “entacaos”. Además, “amenaza” con salir mañana sábado también a poco que los planes
familiares no se lo impidan.
Nos despedimos comentando que nada mejor para recuperar las
energías quemadas que dar buena cuenta de las típicas torrijas. Éstas sí que son capaces de matar de gusto a los vivos y de resucitar a un Muerto. Sea.
Compartir ruta con un campeón te deja detalles interesantes: subir el banco de hormigón y bajarlo a una rueda (como si tal cosa) en la subida de las aguas ... Fenomenal. La rampa escalonada de los sacos terreros, p'abajo y p'arriba... Magnífico. Subir las rampas más duras de la cruz, ¡esprintando!... Extraordinario. Pero me quedo con la carretera de Magallanes a una rueda... Colosal. Y no es porque lo hiciese todo seguido (que ya tiene su miga) y ninguneando badenes. No. Es que intentaba acercarme por detrás, apretaba y no había forma de pillarlo. La pena es que sólo viendo no se aprenda.
ResponderEliminarY vaya subidón a la cruz que se marcó Antonio. Será cosa del cuarentaytantos (que ahí me pierdo).
No le disminuyas los dientes al eagle de Antonio, Ángel,aunque solo sea por los casi 800 euros que cuesta. ¡Son cincuenta!.
EliminarNo obstante, con el fervor competitivo que parece padecer el mayor conversador del grupo, pronto subirá a La Cruz de la misma forma que Fernan recorrió la carretera de Las Arenas de Magallanes. El domingo próximo podremos todos admirar su envidiable estado de forma en el maratón btt de Puerto Real. A ver si Manolomerca mantiene la apuesta que se fraguó el sábado pasado en el desayuno.