Un sábado con pocas eléctricas. Con poca gente para lo que es habitual. Francis propone Trebujena - Río - Sanlúcar. Nadie habla, todos consienten.
Por Morabita y hasta la cañada de Mesas todos juntos. A falta de Rafa, Paco se pide el hombro de Viloita pero este lo despachaba con gaitas destempladas. Luego subida al pueblo, Cortijo del Rosario y rumbo a Trebujena, más estirados. Un ligero despiste de Papón provoca un rediseño de ruta. Fernando propone continuar directamente por las marismas hasta el río sin pasar por Trebujena. Reticencias, más por la hora del desayuno y por el cambio de planes que por la variante en sí. Pero finalmente se acepta. Recta larga. Larguísima. Pelotes. Pelotazos en las bicis. Ritmo rápido. Nadie habla. Nadie puede. Un canal corta el paso. A punto de volver atrás buscando un enlace Taquio encuentra un acceso campo a través. Nos asegura que el sendero llega hasta Las Compuertas. Las moscas, sedientas, se nos pegan a cada momento buscando el néctar de nuestro sudor. Y pican hasta por encima de la ropa. En la Cooperativa de nuevo se replantea la ruta: pinares o río. Gana el río y la verdad es que merecía la pena. Pistas y senderos entre las marismas y el río en muy buen estado. A lo lejos, un castillo de colores. Rodamos un rato persiguiendo al castillo que se aleja. Un carguero va río abajo cargado hasta las trancas con contenedores (¿vacíos? ¿Llenos?).
En el embarcadero reagrupamiento. Alguno preguntando cuánto faltaba para comer. Desayuno en Bonanza. A la sombrita. Angelmari deja caer lo de regresar por la Vía Verde Entre Ríos, por hacer algo. Miradas recelosas. Papón comparte su vienazo de jamón y queso con un invitado canino. El desayuno con mollete caro, pero el jamón bueno, según Diego. Fernando parece que se anima a continuar por la Vía Verde. Sin preguntarlo dos veces atravesamos Sanlúcar rápidamente (antes de que se pierdan las ganas) y enfilamos dirección a La Reyerta. Vía Verde. Chipiona. Mucho tráfico. Postes. Ciclistas de frente. Peatones. Ramas de moreras. Cruces. A la altura de Costa Ballena alguien propone ir acortando. Replanteamiento y cambio de orientación. Carril-bici en dirección a Sanlúcar de nuevo. Agua en Torrebreva. Más carril-bici. Hasta enlazar con la vía de servicio de la Autovía. Piques. Calentones. Antonio dando arreones. Paco aguantando. Te viá da poco. Tú lo que eres es un chuparruea. Lo de siempre. Y Francis por delante muerto de risa. Rastrojos ardiendo al pie de la Cuesta del León. Paco llama a la policía en el momento que llegan los bomberos. Cada uno va ya con lo que le va quedando. Algunos, en la cirvunvalación, junto al hospital, para casa. Otros hasta el Sanatorio con lo justo y cervecita en Divina. Ciento ocho kilómetros en casa para un sábado inusual.
En el embarcadero reagrupamiento. Alguno preguntando cuánto faltaba para comer. Desayuno en Bonanza. A la sombrita. Angelmari deja caer lo de regresar por la Vía Verde Entre Ríos, por hacer algo. Miradas recelosas. Papón comparte su vienazo de jamón y queso con un invitado canino. El desayuno con mollete caro, pero el jamón bueno, según Diego. Fernando parece que se anima a continuar por la Vía Verde. Sin preguntarlo dos veces atravesamos Sanlúcar rápidamente (antes de que se pierdan las ganas) y enfilamos dirección a La Reyerta. Vía Verde. Chipiona. Mucho tráfico. Postes. Ciclistas de frente. Peatones. Ramas de moreras. Cruces. A la altura de Costa Ballena alguien propone ir acortando. Replanteamiento y cambio de orientación. Carril-bici en dirección a Sanlúcar de nuevo. Agua en Torrebreva. Más carril-bici. Hasta enlazar con la vía de servicio de la Autovía. Piques. Calentones. Antonio dando arreones. Paco aguantando. Te viá da poco. Tú lo que eres es un chuparruea. Lo de siempre. Y Francis por delante muerto de risa. Rastrojos ardiendo al pie de la Cuesta del León. Paco llama a la policía en el momento que llegan los bomberos. Cada uno va ya con lo que le va quedando. Algunos, en la cirvunvalación, junto al hospital, para casa. Otros hasta el Sanatorio con lo justo y cervecita en Divina. Ciento ocho kilómetros en casa para un sábado inusual.
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