Acudimos diez a la cita de esta tarde. Los que salieron el martes comentan que hoy se nota una ligera brisa que hace más soportable el bochorno. Me preguntan si tengo pensada ruta y sin haber acabado tan sólo de insinuar una afirmación, la aceptan, no sé si por la comodidad de no tener que pensarla o porque se fían de mi amplia experiencia de topógrafo adquirida a lo largo de cienes de semanas por esos andurriales de acá pallá que con tanto esmero y acierto ha sabido dar a conocer las excelencias paisajísticas de nuestra comarca y provincia (osease, los carriles polvorientos de "a algún sitio llegaremos"). Lo único que sí me piden es que no pase en diez kilómetros a la redonda por la finca El Bujarrón, porque se está percibiendo últimamente una sospechosa querencia por el turismo de "pájaros" (que es muy distinto de la ornitología, aunque parezca lo mismo).
A lo que iba: que al final, como dice el título, "más perdíos que el barco larró". Pero no adelantemos acontecimientos. Todo el mundo acepta la ruta sin saberla, pero cuando la digo, empiezan a escucharse comentarios reticentes y socarrones ("con lo a gustito que están algunos en su casa", "no va a dar tiempo", "es que yo tengo que volver hoy temprano", "la vuelta no está muy clara", "podías haber buscado otro recorrido más fresquito", "si lo sé no vengo",...).
La idea era ésta: carretera de Morabita hasta la curva del km 16 - cortijo Capita (Cápita según los mapas) - Monasterejos - Trebujena - Rajaldabas - cortijo del Rosario - Mesas de Asta - Morabita - Jerez. Bueno, venga. Que salga lo que salga.
Salida por Morabita con Dani y Juan marcando el ritmo. Por detrás Julio y Diego que se cortan y no logran enganchar hasta que Fernando les echa un cable. Por Espartinas nos juntamos y en los tres últimos repechitos antes de la curva otra vez estirados. Subimos a Capita con las bocas más secas que el esparto y el pasillo de olmos hasta la finca nos ofrece la primera (y creo que única) sombrita de todo el camino. Continuamos llaneando por esos carriles de marismas, tragando polvo y mascando arena, donde las vacas huelen a salao. Pasamos el cortijo de Monasterejos en dirección a Trebujena y desde ahí empieza una subida suave pero larga y constante hasta llegar al pueblo, donde se hace necesaria una parada para descansar y reponer agua.
A lo que iba: que al final, como dice el título, "más perdíos que el barco larró". Pero no adelantemos acontecimientos. Todo el mundo acepta la ruta sin saberla, pero cuando la digo, empiezan a escucharse comentarios reticentes y socarrones ("con lo a gustito que están algunos en su casa", "no va a dar tiempo", "es que yo tengo que volver hoy temprano", "la vuelta no está muy clara", "podías haber buscado otro recorrido más fresquito", "si lo sé no vengo",...).
La idea era ésta: carretera de Morabita hasta la curva del km 16 - cortijo Capita (Cápita según los mapas) - Monasterejos - Trebujena - Rajaldabas - cortijo del Rosario - Mesas de Asta - Morabita - Jerez. Bueno, venga. Que salga lo que salga.
Salida por Morabita con Dani y Juan marcando el ritmo. Por detrás Julio y Diego que se cortan y no logran enganchar hasta que Fernando les echa un cable. Por Espartinas nos juntamos y en los tres últimos repechitos antes de la curva otra vez estirados. Subimos a Capita con las bocas más secas que el esparto y el pasillo de olmos hasta la finca nos ofrece la primera (y creo que única) sombrita de todo el camino. Continuamos llaneando por esos carriles de marismas, tragando polvo y mascando arena, donde las vacas huelen a salao. Pasamos el cortijo de Monasterejos en dirección a Trebujena y desde ahí empieza una subida suave pero larga y constante hasta llegar al pueblo, donde se hace necesaria una parada para descansar y reponer agua.
A partir de ahí la vuelta no estaba muy clara, pero entre unos y otros teníamos idea del camino. Salimos del pueblo, cruzamos la carretera que va en dirección a Sanlúcar y continuamos por un carril que hemos pasado otras veces anteriores y que debía llevarnos hasta el cortijo del Rosario y de allí a Mesas de Asta. Todo bien. Buena pista. Hasta que llegamos a un lugar sin salida. Deshacemos lo pedaleado y tomamos otra pista que lleva la dirección deseada. Hasta que se acaba y de nuevo titubeos. Me asomo a lo alto de una viña pero tampoco tiene salida. Cuando bajo hay algunos que se han adentrado en un sendero cempletamente cerrado de cardos, pinchos y esas plantas cuyas hojas se te adhieren a los calcetines mejor que un velcro. Total: los brazos y las piernas arañaos y escocíos, los calcetines llenos de pinchos y los radios y los cambios llenos de matas.
Perdidos por esas viñas, Tomás y Manolo le preguntan a un campesino una posible salida. Nos la indica y, tras pasar unos cortijos con los nombres de Garrobal (creo que era) y Burujena, vamos a parar a la carretera de Trebujena a Sanlúcar. Al menos ahora sabemos dónde estamos. En la carretera nos ponemos en fila de uno, pero no marchamos todos juntos: al llegar al cruce de la carretera del Calvario, Dani va solo por delante, Manolo, Fernando y yo detrás, y los demás más separados. Y así prácticamente llegamos a Jerez: como el rosario de la aurora.
66 kms., en 3 h., a 21,5 k/h.
Digo que yo soy Diego, aunque salga como anónimo. Despues de 3 rutas consecutivas por Bujarronolandia y por aquello del que dirán ayer decidimos cambiar de escenario !craso error! ya que lo suyo es tener la costa cerquita y notar la brisa, aunque nos volvamos cansinos y repetitivos. Por cierto Angel, solo oí comentarios negativos a Crespo y Rafaé, y no es que yo sea chivato.
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