26 de noviembre de 2012

CONTRARRÉPLICA AL CORREO COLECTIVO DE JAVIER


Se te olvidó marcar “Para destinatarios no revelados”. En un primer momento, cuando abrí el correo, pensé que iba dirigido exclusivamente a mí. Así lo entendí cuando leí en el último comentario lo de “te lo contestaré por vía interna”. Pero como observo que deseas hacerlo extensivo al resto de la comunidad, pues así sea.
Después de leer tus respuestas veo que continúas a vueltas con lo mismo (coherencia, honorabilidad, moralidad, etc). Por la extensión y el énfasis de tu escrito veo que no te interesa un bledo. Ya. Me da la sensación de que estás… ¿molesto?, ¿rebotado?  Quizás por eso continúes enrabietado (epístola, el gremio de maestros, no te enteras porque no quieres, no sabes escuchar, buen rollito…) Lo entiendo. En su día me comentaron que esto que nos tiene aquí y ahora tan afanados podía ser una de las consecuencias de los foros de opinión. Era un riesgo que asumí. Es uno de los riesgos de la “libertad de expresión u opinión”. Aún así ¡Viva la libertad de expresión!
Voy a esto: si te encuentras con el derecho (muy lícito) de manifestar tus opiniones, asumes igualmente el de los demás a que hagan lo mismo. Tú (y cada cual) puedes pensar, decir, hacer lo que quieras (teniendo en cuenta que los demás también existimos). Perfecto. Pero no vayas dando luego lecciones de nada. Cada uno que actúe como desee, pero que deje tranquilo a los demás. Puedes pensar de los demás lo que quieras. Está claro. Pero si se lo dices y te permites valorar sus actuaciones u obligaciones, te encuentras con que, por agravio comparativo, te recuerdan las tuyas. Normal.  Entiendo que no puedes ir diciendo lo que quieras pero que a ti ni te soplen. No puedes ir tirando pildorazos y pretender que los demás se aguanten. No es de recibo.
De lo que tú hayas hecho o vayas a hacer, no es asunto mío. Puedo tener mi punto de vista y mi opinión, pero para mí se queda. Hace mucho que nos conocemos y todos sabemos de qué van los demás. Allá cada uno.
Sobre lo de que no me entero o no quiero enterarme, eso sí me incumbe. El nombre del grupo es lo de menos. Mi oposición surge cuando, después de haber sido yo uno de los que empezó a mover el tema de la ropa y del nombre, no se me tiene en cuenta para nada sobre el asunto, se me ignora completamente, y al tiempo, como uno o dos meses después, me preguntan que si yo voy a querer la equipación. Nadie me comentó nada. Luego empezaron a pasarse la pelota justificándose (“Yo creía que te lo había dicho éste”, “Yo pensé que te lo había mandado el otro”,…). Por correo electrónico nunca me llegó nada, ni a través del blog, ni tan siquiera de palabra. Fui eliminado de algunas agendas. Intentaron boicotear el blog (un blog que puse al servicio de todos). Y te aseguro que no tengo ni idea de por qué. Fue un feo muy grande. Perdono pero no olvido. Que el nombre me guste mucho o poco es lo de menos. Pero después de haberme hecho ese vacío me negué en rotundo a participar ni del nombre ni de la equipación. Siempre he aceptado y respetado a la mayoría, pero no de esa forma, por imposición y por la espalda.
En definitiva: si queremos jugar… vale, pero con las mismas reglas. Si queremos cachondeíto y bromas… vale, pero después hay que saber recibirlas. Si queremos opinar… vale, pero luego hay que saber encajar las críticas. No tengo absolutamente nada personal contra ti ni contra nadie, creo que soy muy respetuoso, no digo a nadie lo que tiene o no que hacer (sólo a mis alumnos. Para eso me pagan). Pero como dije, tampoco voy a consentir que cualquiera se encargue de decirme lo que yo tengo que hacer o lo que no. Mejor dicho, sí que estoy dispuesto siempre a aprender, pero de quienes me demuestran día a día (semana a semana, o mes a mes, depende de la frecuencia) que merece la pena seguir sus ejemplos.
Esto se ha salido de madre. Por alusiones, indirectas, malentendidos, opiniones defendidas a ultranza o directísimas a la cara. No hemos sabido, querido o podido manejar este tema. El juego dialéctico está bien, pero hay que saber hasta dónde.
Haciendo un acto de humildad he releído el primer comentario que escribiste y mi respuesta. Los leo y releo y no encuentro dónde ha podido estar la chispa ni entiendo cómo se ha llegado a este pique. Intentando analizarlo objetivamente (lo digo en serio) noto en tu siguiente comentario una alusión directa con lo de Orbea (anteriormente no mencioné ninguna marca en concreto y además yo me incluía) y me dices lo de “cambiar la amistad por unos eurillos”. Es demagógico, ofensivo y humillante. No entiendo a qué venía eso. Tampoco comprendo la petera con lo de “maestro”. ¿No entiendes que las descalificaciones de ese tipo lo único que ponen de manifiesto es la ignorancia de quien las lanza? Si por formación, preparación o titulación fuera…  Así nos va en este país.
Y todo lo demás llegó rodado. Personalmente creo que ha sido un error entrar en el plano personal, pero así están las cosas.
A partir de aquí…Tú mismo. Esto puede llegar hasta donde queramos.… pero con las mismas reglas para todos. Si quieres dejarlo en mera anécdota… pues ahí quedó. Que quieres seguir litigando… pues a muerte. Por mi parte no pasa de una mera discusión (calentita) donde se enfrasca uno más de lo debido. Pero no esperes que reciba una patada y me quede callado. Jamás.

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