LA CUESTA DE ENERO

Hoy he descubierto un significado que desconocía de la expresión la cuesta de enero. O mejor dicho, de las cuestas de enero.

La primera del día ha sido la de la chatarrería. ¡Mira que es tonta y asfaltada la cuesta! Pues se agarra como si las ruedas fueran de goma. ¡Ojú! La siguiente ha sido la de los esucaliptos que sube hasta el repetidor en San Cristóbal. ¡Qué caló! Ya no ha habido más cuestas como tal. Pero sí algunos falsos llanos picando para arriba que le sacaban los goterones al más pintado.

Además el tema de esta semana ha sido el de los kilitos de más:

- Yo he cogido dos kilos estas fiestas.

- Yo tres.

- Po yo uno y medio.

Así el que más y el que menos. Y para colmo el cachondeito de algunos:

- Oye, has pasado unas buenas vacaciones ¿no? Es que te veo un poco más redondeado.

- ¿Lo que te sale por los lados del maillot qué es? ¿El impermeable o los michelines?

- Se te ve la cara más rellenita, je, je.

Siempre está la honrilla de contestar lo que decían Los Yesterdays: Po jí, po eso es lo que hay... ¿O no disfrutábamos mientras nos lo comíamos? No ni ná. ¿Quién se iba a comer los langostinos light, el pavo cocido y los polvorones sin azúcar, para no coger peso? ¡Tes qui ya!

Por otra parte todo depende  del punto de vista. Si te quedas atrás en las cuestas es que te asoma la curva de la felicidad. Baste que te hayas pasado un poco en las navidades para que empiecen algunos con la guasa. Pero por otro lado cualquiera de los compañeros que salen en bici tiene un tipo envidiable comparados con otras personas de su misma edad. Y de salud ni hablemos. ¿Entonces en qué quedamos? No es una alegría comerse y beberse todo lo que a uno le apetezca, pensando que después con las cuestas de enero se irá echando mano de las reservas? Todo no va a ser sudar pedaleando.

(Todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral o engorda.)