Pues resulta que para llegar a La Isla no hace falta barco, sino que se puede ir en bici.

Fernando proponía dos alternativas, pero teniendo en cuenta el 
posible viento nos decidimos por la de La Isla. Para no alargar mucho la
 ruta pensamos arribar a Puerto Real, entrando por Bolaños hasta El 
Algarrobo. Por allí Francis pone una marcheta considerable que termina 
con la  charla del grupo. Atravesando Puerto Real es Fernando el que 
pone el piloto automático por el escalestri, hasta que entramos en el carril que discurre junto a las vías. Por fin un respiro.
Dejamos
 al lado el puente que se dirige a Jarana y continuamos (siempre junto a
 las vías) con dirección a San Fernando, pasando junto a las marismas 
del parque natural Bahía de Cádiz y comprobando la cantidad de antiguas 
salinas que había por esta zona.
Rebasando
 la localidad subimos al Cerro de los Mártires, un pequeño monte (quizás
 el único) en el término municipal de San Fernando, cerca de la playa de
 Camposoto, y donde se encuentra una ermita en el mismo lugar que, según
 la leyenda, fueron decapitados los hermanos S. Servando y S. Germán 
sobre el año 305.
Luego nos dirigimos al corredor del río Arillo (que me recordaba a las zonas de marismas de Los Toruños o a la desembocadura del Barbate), haciendo un recorrido circular y regresando posteriormente a San Fernando, que atravesamos a lo largo de su larguísima calle Real.
El camino de vuelta fue prácticamente el mismo que de ida, con un airecito en la cara agradable pero algo más cansados. Sólo se notó un poco de calor subiendo Pinosolete. De nuevo una excelente jornada, esta vez rodando por extensas zonas de marismas, muy cómodas y refrescantes. 




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