16 de agosto de 2014

SIERRA DE LA PLATA

Foto de Manuel G.P.
Otro año más, una clásica del verano: la Sierra de la Plata.

La Sierra de la Plata está situada al sur de Cádiz, en el término municipal de Tarifa. Su nombre puede proceder de la presencia de minas de plata en sus inmediaciones aunque también podría deberse a la apariencia plateada que ofrecen sus numerosos afloramientos rocosos o incluso a los reflejos del mar que la baña en los atardeceres de verano. En cualquier caso el topónimo aparece por primera vez tras la conquista castellana de la ciudad de Tarifa, citándose en el Libro de la Montería de Alfonso XI de Castilla, siendo desconocido su nombre anterior.
De gran valor natural y paisajístico forma en su aproximación al mar la Punta Camarinal, que separa la playa de El Cañuelo y la playa de Bolonia. Nacen en ella multitud de arroyos estacionales: arroyo de Agua Enmedio, arroyo de El Cañuelo, arroyo de Las Villas, arrollo Candalar...
Presenta su máxima altura en el pico Plata con 458 metros de altura sobre el nivel del mar, lugar donde se encuentra el yacimiento prerromano de la Silla del Papa.
Al este desciende su altura y forma la Sierra de la Higuera dando lugar a diferentes cerros alrededor de la ensenada de Bolonia cruzados por los arroyos de Alpariate, El Pulido o La Churriana. Su extremo oriental está formado por la Loma de San Bartolomé, con una altura máxima de 422 metros que desciende hacia el mar formando las terrazas de Paloma Alta y Paloma Baja para formar abruptos acantilados en la zona denominada Punta Paloma.
La práctica totalidad de la sierra, exceptuando parte de las laderas norte se encuentran protegidas dentro del Parque Natural del Estrecho. En su aproximación al mar se encuentran los restos arqueológicos de la ciudad romana de Baelo Claudia.

La convocatoria tenía este año una peculiaridad: iba a servir de homenaje al compañero Rafa Vadillo, de manera que sería posiblemente la última ruta fuera de Jerez que haríamos juntos antes de su marcha. Y bien fuese por eso o por la esplendidez del entorno, por el atractivo de los senderos pedregosos y las cuestas escabrosas, por la perspectiva del baño final en la playa, la comida en grupo, la capacidad de convocatoria del anfitrión, o todo un poco a la vez, lo cierto es que fuimos treinta los que disfrutamos de la jornada, cada uno por una cosa.
Rafa P. se esmeró en la organización, cuidando mucho cada situación. Hubo ruta principal y alternativa, guías para ambas, recorrido completo (con subidas, bajadas, piedras, arena, asfalto, avituallamiento, etc), vistas panorámicas, turismo de naturaleza, cultural y arqueológico, productos típicos de la zona, baño y ducha final, guardabicis, reportaje, comida de grupo, famoseo y club de fans. Incluso concertó con el levante a qué hora debía saltar. No faltó nada. Si acaso algún mejillón más en la paella (porque alguno se quedó sin probarlos y estaban ricos).
Aparte de los piques habituales fue una ruta prácticamente ciclable al completo (al menos para Lorenzo), amena y distraída (o mejor diría concentrada, por la densidad de los pocos kilómetros, pero suficientes, y por la tensión permanente para no acabar en el suelo) y con un final compartiendo paella. Echamos de menos a Manolo Blanca, que se encontraba por la zona pero que prefirió el baño de mar al baño de sudor. En definitiva, una ruta clásica ya en el calendario, donde cada cual encuentra su aliciente.

1 comentario:

  1. Si señor una buena concentración de amigos para disfrutar de un paisaje y de un perfil de etapa(como dice Angelmari), totalmente ciclable. Buenas viandas y una gran despedida.
    PD.- No faltaron mejillones, sobraron glotones del marisqueo.Pero el arroz mereció la pena.

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