27 de octubre de 2019

BERZA DE LA JUBILACIÓN




    El pasado viernes nos juntamos más de treinta en La Pandilla, que empieza a ganar fama desde que los Dlk2 nos reunimos allí para celebrar las batallitas, para la típica berza, que este año rendía homenaje a los que por la jubilación pasan a mejor vida (Viloita, Angelmari y Fernando Domínguez). No es que sean viejos, aunque tampoco jóvenes, la verdad. Digamos que  permanecen instalados en esa edad en la que algunos adornos en el palmito maquillan los sesenta y tantos. Y vestidos de ciclistas hasta conservan la apostura. O eso quisieran ellos. 
     Allí estaban desde Corchero, Crespo, Manolo BP, Carlos Solís, Lomas, D. Ángel y un largo etcétera,  hasta el “carcelero” y quien  reivindicó el derecho a que nos tiemble el pulso, Montero. Genial, Pepe.  Y es que en  tratándose de la berza  no hay cuerpo agradecido que se resista. Todos dispuestos a pasar un buen rato y uno, Espinete Ariza, a endiñarnos unas papeletas. En cualquier caso, allí estaba lo mejor de cada casa. Pocos faltaron. A riesgo de olvidar a alguien, perdón, ahora recuerdo a Fernando Román y a Paco, que está por “Crocacia” o qué sabe él, con lo que esta vez hubo berza para todos. 
    
   Hay que agradecer ese rato de convivencia en especial a Diego, Pepe Robert y Francis que oficiaron como jefes de ceremonia, lo que supuso que comieran y bebieran menos y trabajaran más.  También vi a Viloita y a Jesús dar un montón de vueltas.  Dios y nuestras tripas os lo agradecen. Otros supimos sentarnos donde  convenía no levantarse por no molestar. 


    Le tomaron tanto gusto a lo de llevar y traer platos, que cómo no complacer a una chica a la que se le antojó “probar de lo nuestro”. Y allí surgió el alma caritativa de Pepe y la hiperactividad de Francis, el más machote, dispuesto a no hacerla esperar. Qué grande eres, colega. Dicen las malas, pero malas, lenguas que hasta intentaste contarle tu operación. Lo que sí es seguro es que esta vez recorrió muchos kilómetros ¡Y SIN BATERÍA¡



   Luego de la berza, que estaba riquísima, Pepe, y de la tarta y tortas, tuvieron el detalle de regalar a los jubilatas unos libros. 

   Letrado, oportuno y acertado detalle, de no ser porque ya andamos cortos de vista. De vista, también. Muchas gracias.



   Posteriormente, recibió Gordillo un polito de los Dlik2, a cambio, que no lo olvide,  de que nos regale la inscripción en la siguiente Trans Atlas. Perfecta organización, Javier, y gran detalle el suyo,  si se cumpliera.  A continuación, éste hizo entrega de los diplomas de participación entre el correspondiente jolgorio. Unas lagrimitas hubieran hecho justicia a tanta emoción contenida. 



   Qué monos¡. El mío lo tengo ya colgado entre  la Macarena y el Betis, Gordillo.




   Gracias una vez más, por acogernos en esta familia, que tan bien sabe hacer piña y que es tan grande,  que desde hoy ya cuenta con tres “abuelos” más.

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