(G.C.C.) P. R. RICASSO

No podía faltar a esta galería un retrato de nuestro paisano P. R. Ricasso, creador y protagonista inigualable de diversas corrientes artísticas que revolucionaron el panorama cultural de la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI.

Su talento se extiende a lo largo de más de cincuenta años de actividad creadora de extensa y variada producción, lo que ha sabido compaginar sabiamente con el disfrute de cuanto bueno ofrece la vida. A pesar de su prestigio ha sabido mantener la sencillez que siempre lo ha caracterizado, sintiéndose muy apegado a su tierra (a la que regresaba cada vez que tenía oportunidad), a sus tradiciones y a las amistades de juventud.

Este cuadro es un autorretrato realizado en su madurez. Aparece sentado, con rostro reflexivo, vestido con su peculiar camiseta de rayas horizontales azules y blancas. A su derecha se puede observar el boceto de una obra en blanco y negro (el icónico Guernica) y tras él otras ya acabadas y enmarcadas. El cuadro muestra dos lados muy diferenciados, uno con gran colorido y otro donde dominan los tonos grises, expresando la dicotomía de su universo interior.

Pepe A. Robert González Ricasso ha sido y es una figura excepcional como persona y como artista. Comenzó sus estudios en la Escuela de Artes de su localidad natal. Amplió luego conocimientos bebiendo de la historia y del mundo clásico. Ha cultivado prácticamente todas las artes conocidas, con una ingente producción y una calidad indiscutible en cada obra. Hay que destacar la dominancia del hemisferio cerebral derecho como una de las razones de la polifacética personalidad y actividad.

Las primeras tentativas fueron en el campo de la pintura, realizando en su propia casa innumerables lienzos murales monocromáticos en blanco. Más tarde, en un alarde de genialidad, incluso se atrevería a incluir en ese tipo de pintura parietal toda una raqueta de colores. Son los conocidos como período azul y período rosa.

Como escultor se especializó en la representación abstracta en papel de pajaritas y barquitos, que siempre reproducía en la misma postura. Acostumbraba a regalar esas figuras con su firma para mostrarse simpático entre los conocidos. A este momento pertenece la etapa protocobista. Más adelante abordaría también la escultura mobiliaria de bricolaje en sus múltiples facetas.

A la arquitectura dedicaba los veranos, que solía pasarlos en una residencia junto al mar. Allí, en la orilla, daba rienda suelta a su imaginación y construía unos originales castillos de arena que constantemente estaba remodelando, no porque los desmoronase el aguaje, sino porque era muy perfeccionista y nunca acababa de estar satisfecho. De este modo creó el cubismo (de pala y rastrillo).

La coreografía fue otra de las artes que adquirió un fuerte impulso y mayor reconocimiento desde que Ricasso puso las manos (diría mejor, los pies) en ella, modernizando tanto el ballet clásico, como los bailes tradicionales y las más modernas danzas.  Fue el creador de un estilo folclórico conocido popularmente como "La sevillana del cojo", dentro de su época surrealista.

Nunca ha dejado de lado las artes dramáticas, en las que revolucionó el género con extraordinarias interpretaciones teatrales de multitud de personajes clásicos y contemporáneos. En la actualidad representa monólogos por diversos escenarios del país.  Dentro de su actividad cinematográfica fue destacado su papel en la película "Himalaya". Protagonizó también otras como "Peregrinos", "El camino del Cid", "El Gran Azul" o "Destino Marrakech", en la cual se narran las aventuras de unos amigos mauritos que atravesaban el norte de África en bicicleta, sin recurrir a dobles para las escenas más difíciles o arriesgadas y en la que participaron como compañeros de reparto Jav Sparrow y Paco Padilla. Incluso hizo sus pinitos en el mundo del circo como prestidigitador y equilibrista en las arenas de multitud de carpas veraniegas.

En lo que se refiere al Bel canto, su atinado oído y su prodigiosa voz lo han llevado a desplegar todos los registros vocales que la voz humana permite, cantando ópera, zarzuela, pop, rock, flamenco, etc (siempre en la intimidad de la ducha). También renovó uno de los palos flamencos, esos particulares fandangos conocidos como verdiales, a los que impregnó de una esencia propia en la que se conocería como su etapa de expresionismo histriónico.
Toda su vida ha estado ligada a la música. Además de la danza y el canto (o como consecuencia de ellos) incorporó a su amplio repertorio el arte de combinar sonidos y silencios. Destacado percusionista (con los nudillos sobre la mesa), es diestro (¿no quedamos que zurdo? ¿O qué?) también en el manejo de varios instrumentos musicales (pandereta, pito de caña, arpa de boca, pitagol, etc) consiguiendo extraer de cada uno de ellos sutiles y afinadas melodías.

Se ha acercado durante estos últimos años al arte culinario. Basándose en platos regionales, añadiendo ingredientes selectos y aportando una extraordinaria creatividad ha conseguido incorporar al recetario tradicional novedosos platos tales como Lomos de bocarte sobre reducción de aceto balsámico (boquerones en vinagre), Pomodoro laminado con flor de sal a las finas hierbas (tomates con sal) o Tersura vegetal multicolor con picada de oliva negral y túnido (ensalada mixta), entre otros.