Cuando empecé a montar en bici sólo salía de sábado en sábado. Me ilusionaba que llegara ese día para ver qué ruta tenían preparada los compañeros. Entre bromas y risas hacíamos 25, 30 o 35 kms. No recuerdo bien cuándo dimos el paso a salir entre semana, pero supongo que tuvo mucho que ver en eso el horario laboral de cada uno. Esto a la larga fue marcando diferencias de nivel entre los que salíamos entre semana y los que lo hacían sólo un día. Y a la postre supuso que algunos fuesen abandonando poco a poco las salidas. Esa evolución también se fue manifestando con la adquisición de una indumentaria específica, el cambio a unas mejores bicicletas cada vez, recorridos más largos y la ampliación del entramado de rutas y destinos. Fueron apareciendo las primeras cicloturistas para BTT organizadas por determinadas tiendas de bicicletas o algunos ayuntamientos. Y los primeros maratones. Estos primeros maratones eran especiales por la distancia. Era lo que marcaba la diferencia. Cualquier prueba que superase la mítica barrera de los 100 kilómetros merecía ya todo el reconocimiento de denominarse "extrema". Los 101 de la Legión o las tres ediciones de la bellísima Sevilla Extreme bien podían presumir de ello. Aunque su nombre quedó ya como los "101", en una de las ediciones la distancia a recorrer fue de 120 kms, y en otra edición posterior se ofrecía la posibilidad de hacer hasta 160.
La organización de marchas, cicloturistas y maratones BTT ha contribuido en gran medida a la propagación que este deporte está consiguiendo. Ha servido al mismo tiempo de impulso para que muchos aficionados se preparen concienzudamente y se pongan como objetivo la participación en tal o cual maratón. Paralelamente se han ido formando innumerables clubes y grupos más o menos organizados. Prácticamente cada localidad, por muy pequeña que sea, cuenta ya con un nutrido grupo de amigos que se reune periódicamente para pedalear juntos y que, con el tiempo, también se plantean organizar y ofrecer un recorrido por su zona.
Algunas pruebas cuentan con el atractivo de su paisaje. Sería el caso de las que se celebran por el Campo de Gibraltar (Maratón Alcornocales-Estrecho, Maratón MTB Sierra de Montecoche), por el Parque de Los Alcornocales (Ruta BTT Sierra de Ubrique, Cortes Naturaleza Extrema), o las que recorren la Sierra Norte de Sevilla, las Sierras Subbéticas de Córdoba o la Sierra de Cazorla. El propio paisaje les otorga suficiente entidad y aliciente como para tener asegurado el éxito en cada celebración. A eso unen un esmerado diseño que no deje insatisfecho a nadie, con fuertes subidas, escalofriantes descensos o zonas muy técnicas.
Otros maratones establecen la diferencia en su dureza: bien por la distancia total, bien por el desnivel acumulado, o por ambos a la vez. Están en torno a los 80 kms., superando algunos de ellos los 100 (Maratón de las Viñas, aquí en Jerez, los 101 de Ronda, o los 125 de la desaparecida Sevilla Extreme). El desnivel acumulado de esas pruebas ronda los 1.800 m., llegando alguna de ellas a más de 2.000. Aunque sin un perfil muy exigente y con sólo 25 kms. de tramo libre, la Titán Guadaíra transcurre a lo largo de 185 kms. Y si no se hacen maratones más largas es por la complejidad de tener controlado todo el recorrido.
Hay las que son muy exigentes en cuanto a técnica, destreza y fuerza. Entre estas y por proximidad encontramos la Marcha BTT de Olvera, la Cortes '60, o la Enduro MTB "El Calvario", de Arcos.
Otras como la Andalucía Bike Race se desarrollarán durante el 2013 a lo largo de seis etapas, cuatrocientos kilómetros y 13.000 metros de ascensión, lo que hace que se sitúe ya en un estadio de transición hacia la profesionalidad.
Hay también quienes establecen la fecha de celebración en una época del año que es muy probable que ofrezca una metereología y un terreno en condiciones que añadan dificultad a la prueba, tales como lluvia, piso mojado o barro. Los organizadores van modificando algunos aspectos del trazado cada año, con el fin de no caer en la monotonía. Y a pesar de todo, si en cada nueva edición se da una vuelta de tuerca al recorrido con mayor dificultad, siempre encuentran seguidores dispuestos a superar ese nuevo reto.
Existe una amplia y variada oferta de recorridos que cubren los intereses de todos los aficionados. Pero cada vez resulta más complicado proponer algo distinto entre toda las pruebas existentes, por lo que se busca lo inusual, lo novedoso, aunque para ello haya que alargar el recorrido, endurecer las características de la prueba o dotarla de alguna peculiaridad: nocturna, por etapas, parajes únicos, subidas inéditas, internacionalidad, etc. Veremos hasta dónde llega la originalidad de los organizadores para continuar ofreciendo algo distinto e innovador.
Sólo queda elegir en cuáles se va a participar, planificar el calendario y entrenar.
Cuando me pongan lassss rodillas ortopedicas de gasolina super, me apunto a todas estas competiciones, y las llamos competiciones porque yo si,yo voy a competir, bueno yo y el capitan de los LOLO.
ResponderEliminarPues sí, Angelmari, no cabe duda de que este deporte nos ha dado vidilla a lo largo de tantos años ya. Y nos lo seguirá dando. O eso espero, con el permiso de Mariano y del “Caracolillo Team” (De Guindos y Montoro).
ResponderEliminarHay que ver lo que cambian los tiempos…
Recuerdo, no tanto porque tenga buena memoria, sino porque ya llevo en esto muchos años, que me tuve que bajar de la bici antes de llegar a casa cuando la compré en el entonces “Continente”. Se trataba un amasijo de hierro con forma de bici, que aún conservo, y con la que entonces imaginaba poder emular al mismísimo Miguelón.
“A poquito a poco” logré algo im-presionante: llegar a La Barca, aunque luego tuviera que llamar para que me recogieran.
Algo más tarde, la Vía Verde de la Sierra se convertía en una verdadera reválida "biciclística”. Una ruta, en la que, por entonces, carecía de iluminación el interior de los túneles, lo que provocaba las risas cuando alguno se pegaba contra la pared (alguno que no fuera uno mismo, claro).
Luego sería la de “Los Legionarios” la que acapararía mi interés cuando me volví más osado (o insensato). Tanto sería así que, la primera vez que la hice llevaba calambres hasta en el dorsal a mitad del recorrido. En una de las primeras ediciones creí llegar a tocar el cielo tras pasar por lo que llamaban el “Purgatorio”, y que, siendo duro, era solo un simple aperitivo de la posterior “cuesta del cachondeo”, la que lleva a Ronda.
A partir de ahí, cada prueba se convertíría en una aventura apasionante: en la Sevilla Exreme llegué al final arrastrándome, acosado por lo del qué dirían mis paisanos; en la durísima de Montecoche , llegué a renegar de este pu… deporte tras hacer 26 kilómetros sin cadena porque había barro hasta en el barro; en la exótica los Alcornocales estuve varias horas perdido, perdidísimo, por recrearme en los paisajes exuberantes; y, por último, en la superorganizada de Navalagrulla era capaz de cualquier cosa por hacer en contrarreloj los últimos kilómetros, desde Zaframagón.
Luego, cuando era ya algo más mayor, pude disfrutar de la exótica de Río Tinto, en la que pedalear junto a Carrizo se convirtió en todo un regalo de pedagogía bikera.
Más recientemente, las Ferias de Nueva Jarilla y las Cronoescaladas al Monte de la Cruz se convertirían en tramos breves, pero intensos, en los que seguir matando el gusanillo.
Y, cómo no, citar también nuestra recién nacida Maratón de las Viñas, en la que, aunque muchos no la corrimos, pudimos presumir de prueba en la que a la novedad de un terreno muy “rompe piernas” se unió la incertidumbre de realizarse en una época amenazada por las primeras lluvias otoñales, de las que, por chiripa, nos libramos. Nos salvó la campana, Juan Velarde.
Y, sí, cada vez más se impone el que los organizadores se estrujen los sesos por encontrar nuevas formas con las que garantizar el atractivo que siempre han tenido las pruebas de MTB. En este sentido, el otro día me comentó mi hijo mayor que participó en una prueba en la que, mira qué bien, había que hacer un recorrido por parejas. No estaría mal otra en la que se hiciera en pequeños grupos formados por un representante de cada tramo de edad del mismo club. U otra en la que el mismo ciclista recorriera un tramo con bici de montaña y otro con bici de “rueas menúas”. Y puestos a imaginar, otra en la que se pudiera hacer con una sola pierna (toma nota, R. Lomas).
En fin, con o sin pruebas en las que machacar el palmito, sea en una u otra modalidad y con una o dos piernas, lo cierto es que casi todos podemos hablar de toda una vida, al menos en lo que al ocio se refiere, en torno a la bici. Y no debe perderse, aunque nos arriesguemos a que nos llamen “los tontos de la bici de montaña” (véase “El Recuadro” de Antonio Burgos). Porque, seamos serios, lo malo no es que el mundo se acabe en el 2012, sino que continúe sin bici.
FELICES FIESTAS a todos, a pesar de la crisis… o precisamente por eso.
Que le pasa a nuestros dos amigos Docentes, estáis nostálgicos,o pensáis que
ResponderEliminarque el mundo se acaba?.
En cuanto al Lolo, deciros que de competir,competir lo que se dice competir
va a ser que no, por que para eso necesita unas rodillas nuevas y algún añito
de menos.
Saludos a todos los compañeros ciclistas y en general, como no, a los DELICADOS: ANTONIO lOBATO Y RAFAEL LOMAS. FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO 2013