14 de julio de 2012

DIVERSIÓN O SUFRIMIENTO (I). MONTAR EN BICI.

Con frecuencia se asocia el esfuerzo al sufrimiento. Pocas personas son capaces de pensar en el ciclismo como puro disfrute o simple diversión. Con esta entrada comienza una serie que servirá para analizar cuánto de razón hay en ello o los difusos límites entre uno y otro. Cualquier sugerencia será bienvenida y enriquecedora.
Rodar en bicicleta resulta placentero. Muchos niños lo perciben como un juego. Resulta divertido ser capaz de mantenerse en equilibrio sobre dos puntos de apoyo y poder deslizarse con un mínimo esfuerzo. Al menor síntoma de agotamiento paran sin sentir por eso ninguna vergúenza y sin que signifique debilidad alguna. La bicicleta es para ellos un juguete.
Hay quien encuentra en la bicicleta un eficaz medio de transporte para sus quehaceres cotidianos: ágil, económico y saludable. Cada vez es mayor el número de personas que se está incorporando al colectivo de usuarios del pedal: por convencimiento ecológico, como hábito saludable, por el ahorro económico que supone o por una mezcla de todos esos factores. Nuestra ciudad y su entorno más próximo resulta ideal para el uso de la bicicleta, tanto por la escasez de grandes desniveles como por el clima. Sin embargo queda mucho camino aún por recorrer en cuanto a su regulación y la creación de infraestructuras por parte de las distintas administraciones, por un lado, y la concienciación, aceptación y respeto por los demás usuarios de las vías públicas, por otro.
Son cada vez más los individuos que adquieren una bici para pasear. O sea, para realizar un ejercicio moderado, continuo y sosegado. Disponen de un entorno apropiado y, en función de sus pretensiones, la edad, el nivel físico o el tiempo disponible, recorren espacios urbanos y periurbanos habilitados para el tránsito de peatones y bicicletas. Entienden esta actividad más como "montar en bici" que como ciclismo propiamente dicho. Es una forma agradable de hacer ejercicio, sin sometimiento a horarios establecidos ni grandes dosis de fatiga corporal. Suelen practicarlo de manera individual hasta que encuentran alguien con quien compartir su misma afición. A partir de ese momento comparten experiencias y amplían el catálogo de rutas.
La actual sociedad del bienestar (¡veremos cuánto dura!) proporciona una disponibilidad de tiempo libre que muchas personas aprovechan para realizar deporte, por lo que esto supone de mantenimiento de la salud y actividad social al mismo tiempo. Cada vez es más habitual ver grupos más o menos numerosos de ciclistas ataviados para realizar un cierto número de kilómetros, saliendo de la ciudad y recorriendo parajes próximos. Es una buena forma de utilizar el tiempo de ocio, pues no sólo es divertido y saludable, sino que se promueve el compañerismo y la amistad, además de estar bien considerado socialmente.
Hasta aquí se ha repasado el aspecto más recreativo del ciclismo. Lo que se podría denominar "montar en bici": diversión, paseo, mínimo esfuerzo, actividad saludable, etc.

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