Con frecuencia se asocia el esfuerzo al sufrimiento. Pocas personas 
son capaces de pensar en el ciclismo como puro disfrute o simple 
diversión. Con esta entrada comienza una serie que servirá para analizar
 cuánto de razón hay en ello o los difusos límites entre uno y otro. 
Cualquier sugerencia será bienvenida y enriquecedora.
Rodar en 
bicicleta resulta placentero. Muchos niños lo perciben como un juego. 
Resulta divertido ser capaz de mantenerse en equilibrio sobre dos puntos
 de apoyo y poder deslizarse con un mínimo esfuerzo. Al menor síntoma de
 agotamiento paran sin sentir por eso ninguna vergúenza y sin que 
signifique debilidad alguna. La bicicleta es para ellos un juguete.
Hay
 quien encuentra en la bicicleta un eficaz medio de transporte para sus 
quehaceres cotidianos: ágil, económico y saludable. Cada vez es mayor el
 número de personas que se está incorporando al colectivo de usuarios 
del pedal: por convencimiento ecológico, como hábito saludable, por el 
ahorro económico que supone o por una mezcla de todos esos factores. 
Nuestra ciudad y su entorno más próximo resulta ideal para el uso de la 
bicicleta, tanto por la escasez de grandes desniveles como por el clima.
 Sin embargo queda mucho camino aún por recorrer en cuanto a su 
regulación y la creación de infraestructuras por parte de las distintas 
administraciones, por un lado, y la concienciación, aceptación y 
respeto por los demás usuarios de las vías públicas, por otro.
Son 
cada vez más los individuos que adquieren una bici para pasear. O sea,
 para realizar un
 ejercicio moderado, continuo y sosegado. Disponen de un entorno 
apropiado 
y, en función de sus pretensiones, la edad, el nivel físico o el tiempo 
disponible, recorren espacios urbanos y periurbanos habilitados para el 
tránsito de peatones y bicicletas. Entienden esta actividad más como 
"montar en bici" que como
 ciclismo propiamente dicho. Es una forma agradable de hacer ejercicio, 
sin sometimiento a horarios establecidos ni grandes dosis de fatiga 
corporal. Suelen practicarlo de manera individual hasta que encuentran 
alguien con quien compartir su misma afición. A partir de ese momento 
comparten experiencias y amplían el catálogo de rutas.
La actual 
sociedad del bienestar (¡veremos cuánto dura!) proporciona una
 disponibilidad de tiempo libre que muchas personas aprovechan para 
realizar deporte, por lo que esto supone de mantenimiento de la salud y 
actividad social al mismo tiempo. Cada vez es más habitual ver grupos 
más o menos numerosos de ciclistas ataviados para realizar un cierto 
número de kilómetros, saliendo de la ciudad y recorriendo parajes 
próximos. Es una buena forma de utilizar el tiempo de ocio, pues no sólo
 es divertido y saludable, sino que se promueve el compañerismo y la 
amistad, además de estar bien considerado socialmente.
Hasta aquí 
se ha repasado el aspecto más recreativo del ciclismo. Lo que se podría 
denominar "montar en bici": diversión, paseo, mínimo esfuerzo, actividad 
saludable, etc.

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