15 de julio de 2015

EL CUERVO, LA GALLINA, EL PAVO REAL... ESTE ES EL ORDEN, SANCHO.

Buscando caminos nuevos a veces se encuentra algún paraje inesperado, difícil de imaginar por estas tierras.
Las salidas matinales de verano, aprovechando las treguas del calor, son muy apropiadas para adentrarse por nuevos territorios o senderos que habitualmente pasamos de largo por rutina. Ya sea por el placer de descubrir y transitar por carriles desconocidos, por encontrar nuevos enlaces o diferentes modos de acceder a determinados destinos, lo cierto es que en cada salida vamos ampliando la red de caminos que tenemos la fortuna de disfrutar.
Hoy ha ocurrido eso. Rodando por la directísima hacia Lebrija, pero desviándonos antes de llegar, hemos descubierto una magnífica hacienda muy próxima a El Cuervo, con extensos jardines y restos arqueológicos, lo que hace suponer que esta finca tuviera sus orígenes en una importante villa romana. Los propios restos que allí se encuentran, algunas de sus construcciones todavía visibles, su ubicación (muy próxima a la Via Augusta), o la extensión de sus dominios así parecen atestiguarlo.
 
  

El pavo real común es una especie de ave galliforme que desde tiempos antiguos destacó entre los animales admirados por el hombre a causa del extraordinario abanico policromado que constituye la cola de los machos. Los antiguos tenían mucho aprecio a la carne y huevos de estas aves. En tiempo de la caballería era también muy apreciado el pavo real que se calificaba de noble ave. Su carne era el alimento de los valientes y de los amantes y el ornato de los banquetes. La simbología del pavo real es larga, ya que su majestuosidad llamó la atención del hombre ya en épocas pasadas. Aunque se le asocie con el concepto de vanidad, el pavo real es, en casi todas las culturas, un símbolo solar relacionado con la belleza, la gloria, la inmortalidad y la sabiduría.

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