7 de agosto de 2017

CARIJA

Se presentía el calor que iba a hacer a media mañana. Por eso nadie quería perder un segundo. Esta vez éramos nueve los que preparábamos las bicis en El Santiscal, donde comenzamos ruta.

Por la carretera que discurre junto al canal llegamos a la presa de Bornos y poco más adelante nos desviamos hacia los barrancos. La misma cuesta de arena y piedras de otras veces nos obliga a desmontar. Luego, el empinado descenso hasta la orilla del embalse. Café en Bornos y de nuevo en marcha hacia el Coto de Bornos. Un poco antes nos desviamos para tomar el camino hacia Carija. Esta vez entramos por otro lado, con un acercamiento más directo pero también más empinado. Por aquí iban cayendo ya los goterones de sudor sobre el cuadro de la bici de manera constante y monótona. Agrupamiento a la entrada del yacimiento. Más rampas y primeras fotos. Mausoleos, hipogeos y tumbas son algunos de los restos que se pueden ver en esta sierra. En una ocasión anterior llegamos hasta determinado punto y volvimos, pero esta vez intentaríamos cruzar completamente de lado a lado. Atravesar el sendero pedregoso por las faldas del yacimiento suponía una prueba de habilidad y equilibrio. Y entre arbustos de lentiscos y acebuches, por continuos toboganes de piedras y lajas, fuimos pasando de trochas a veredas y de veredas a carriles, hasta enlazar con el camino de Las Porqueras. Cruzamos la carretera de Espera y volvimos a tomar los carriles que, por la sierra de Bornos, nos conducirían hasta cerca de la venta La Alegría. Un cómodo descenso nos acercaría rápidamente hasta la cuesta de arena y piedras que siempre nos obliga a desmontar, pero que ahora, hacia abajo, sí consiguieron algunos superar. Desde aquí el camino era ya el mismo, pero de vuelta, hasta los coches. Pero antes Pepe nos invitó a comprobar si estaba abierto el túnel que hay junto a la presa. 
Nada más llegar a los coches, Antonio nos convidó a un vaso de refresco que nos supo a gloria. Luego, más refrescos y cervezas, comentando las circunstancias de la ruta y preparando las siguientes.




Tres londros esperando el chorrito del aspersor.

2 comentarios:

  1. Sin ninguna duda, para mi fué una gran ruta de ................Senderismo

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  2. Una alternativa interesante, tanto en la ida como en la vuelta, para visitar el yacimiento, al que, como es costumbre, le sacó más provecho Joaquín, bicheando por aquellos andurriales históricos hasta posar durante un rato junto al vértice geodésico. Lástima que no cayéramos en hacernos la foto de grupo a la espalda del mausoleo, para así apreciar en todo su esplendor lo que es "la joya" de Carissa Aurelia.
    La improvisada ducha de algunos en los aspersores de riego del maizal fue la mejor prueba del calor que hizo, pero que también justificó las cervezas y cocacolas posteriores.

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