CORTEGANA Y MESA DEL ESPARRAGAL

Ni la cuesta de acceso a La Suara restaba una pizca del frescor (casi frío) que nos acompañaba a esa hora de la mañana. Y marchar en silencio contribuía a apreciarlo en toda su plenitud.

Paterna desde Dehesa Cortegana

Los tramos de arena se cruzaban como si el relente los hubiera asentado. Y por los senderos conocidos, rodeados de continua vegetación, enfilábamos el camino hacia la carretera de Paterna. Luego, el tramo de asfalto, sin viento alguno y pausadamente, lo pasamos de manera confortable. En lugar de seguir por la pista que se dirige hacia Gigonza, continuamos de frente, hacia la cantera, para tomar el sendero de tierra roja plagado de pelotes que obliga a una conducción atenta y a un zigzagueo constante. Alcanzamos el cortijo de El Banco y por una pronunciada bajada, completamente plagada de surcos, llegamos a la Fuente de El Cañuelo. Pretendíamos acceder desde aquí a Cortegana por su falda norte, pero unas vacas negras nos hicieron desistir. Había otra alternativa que obligaba a un gran rodeo, y es la que tomamos. En el área recreativa de Cortegana Fernando nos guió por varios tramos del rally con constantes subidas y bajadas por estrechos senderos que resultaban muy divertidos.

- Mira qué subida más mona...

- Pues si la subida es mona... Échale un plátano.

De modo que allí hicimos el avituallamiento, primero con barritas e isotónico y luego con higos recién cogidos. 

Regresamos hasta la cañada de Salinillas para desviarnos posteriormente hacia la Mesa del Esparragal. Fotos junto a la torre. Joaquín se subió a la azotea de la torre para comprobar la panorámica desde arriba. Fotos de grupo. Y vuelta. 

Llegando a las casas del Cañuelo ahora tomaríamos el camino con dirección a Gigonza. Regreso rápido por La Suara, porque ya se notaba el calor, agua fresca y cervezas junto a los coches.

Placa-homenaje junto a las casas de El Cañuelo