31 de marzo de 2011

AL TIROPICHÓN POR EL MOJO

Jueves, último día de marzo.
Diecinueve en la salida, pero dos sin bici. Se propone el "corredor verde" de Pto. Real. Lobato y Rafa tiran "palante" despacito. Hasta aquí todo normal. Pero en la rotonda nº 1 de la Ronda Este surge la confusión cuando unos continuán hacia la gasolinera, otros se cruzan para Montealegre y otros se paran donde pueden. Le pregunto sobre la marcha a Antonio y me dice que ha quedado con Julio para ir al Mojo. Rafa, Francisco y algunos más siguen con él. Desconcierto. "¡Pero si vamos para Pto. Real!". Tras algunos minutos de duda, doce de los diecisiete continuamos hacia Pinosolete.

Habitualmente marchamos todos juntos, y cuando alguno va mal o la ruta es larga se vuelve antes (solo o acompañado). Si no me equivoco, creo que es la primera vez que estamos juntos en la salida, pero se forman dos grupos con itinerarios distintos. Y al igual que nadie es imprescindible, tampoco nadie sobra ni está de más nunca. Aquí tenemos cabida todos. En muchas ocasiones (y las que quedan) hay quienes corren, quienes se adelantan, quienes esperan, quienes van más rapidos, quienes se pican, quienes se caen... Pero marchamos juntos. No me gustaría que lo ocurrido hoy marque un punto de inflexión y se convierta en una costumbre. No nos haceis ningún favor cogiendo por otro lado para que podamos correr. Al contrario, el favor nos lo haceis cuando os venís. Hoy hemos echado de menos vuestros comentarios y frases como "Voy palante despacito", "Ci me querei, irce", "Estoy fatá con lalergia", "Quillo: que no pueo má, que mestoy cagando". Es cierto que si la ruta es dura o larga os toca sufrir un poquito, pero para eso aquí estábamos los de siempre.

Un poco más allá de la gasolinera de salida a Cartuja Joaquín para por problemas con los frenos y gracias a eso enlaza con los demás Juan, quien por inercia había continuado detrás de Lobato.
Cruzamos El Portal y continuamos por la carretera de Bolaños hasta el acceso al Carril de servicio de la autopista, justo después de los cocodrilos. Un fuerte viento de levante de cara incita a los de delante a apretar (como siempre, cuesta arriba o con viento de cara), lo que hace que por detrás algunos vayan quedando rezagados. En la entrada del carril están esperando José Luis (Mosto) y Juan, que hacen de enlace hasta el grupo que espera sobre el puente de la autopista.
Nos incorporamos al Corredor Verde, cruzamos la carretera del Pedroso y continuamos por el otro lado hasta Pto. Real. Pasamos por el paseo marítimo (sin desayuno ni merienda) en dirección a la universidad y Los Toruños. Agrupamiento en la venta el Maca. Cruzamos por el puente metálico (un poquillo "oxidao") de "Decarton" hacia el Tiro-Pichón y seguimos por el senderito que nos lleva por detrás de las vías hasta la estación de El Puerto. 
Tras cruzar El Puerto y aproximándonos a la cuesta del casino, otro pique en cabeza: José Luis (Petechef) acelera. En la curva siguiente a la del casino José Luis saca un plus de juventud que le basta para llegar al sprint bonificado de Beatillas con diez metros de ventaja. Desde allí hasta Matajaca y Jerez, en fila india muy estirada, pero más "relajaítos".

26 de marzo de 2011

POR LAS SIERRAS DE LUNA Y OJÉN

Sábado 26 de marzo.
A las 9 de la mañana, en Los Barrios, nos ponemos en marcha Antonio, Carlos, Diego y yo. Cruzamos el puente sobre el río Palmones, nos desviamos por una trocha empinada hacia Botafuegos y empezamos la subida a la Sierra de La Palma. Nos cruzamos con muchos ciclistas que van y vienen. La subida es larga, pero no excesivamente dura. Tiene un primer tramo pedregoso atravesando amplios bujeos. Según va cogiendo altura, el camino se adentra entre bosques de alcornoques y pinos, hasta llegar al mirador del Hoyo de D. Pedro.

El camino continua picando ligeramente hacia arriba con dirección a la Sierra de Luna. Recorremos toda la preciosa travesía de Las Corzas, hasta el Puerto de la Zarza, donde comienza una magnífica bajada que nos lleva al area recreativa de El Bujeo.

Tras reponer agua comenzamos otra ligera subida por el Palancar hacia Parque Ahumada. Es un cruce de caminos con muchos generadores eólicos. Desistimos de subir al Tajo de Las Escobas y continuamos hacia la pista de la sierra de Ojén en una bajada tendida de unos dos kilómetros. A partir de ahí (Carrizales) hacemos 14 kilómetros de ligeras subidas y bajadas, hasta cerca de la carretera de la Ermita de la Luz, con un último tramo de bajada más rápida.
Tras recorrer unos dos kilómetros por carretera en dirección a Facinas, Antonio nos desvía a la derecha por una pista de GR-7, en la sierra de Saladavieja, con dirección al embalse del Almodóvar. Esta variante no la conocía, pero es necesario incorporarla en posteriores rutas por la belleza de la zona. Paramos a comer algo frente a un humedal lleno de lirios amarillos, comentando el estrés de los cochinos de aquí y soñando con una exquisita sopa de galeras que nos receta Karliñano. Antes de llegar al Almodóvar, bajamos un tramo plagado de cascotes (yo diría que para arriba se hace casi imposible montado) y de nuevo reponemos agua en el cortijo El Carrascal. Desde el embalse seguimos hacia la derecha con dirección a Los Barrios (unos 19 kilómetros, por una antigua carretera que hicieron los presos de la guerra civil), subiendo hasta el puerto de Ojén. El camino atraviesa por esta zona un frondoso bosque de quejigos y alcornoques, con mucha vegetación: el Tiradero. Tras cruzar los últimos repechos, la pista baja rápida con mucha gravilla suelta, hasta terminar junto a la autovía. Tomamos la antigua carretera y en poco más de 5 kilómetros estamos ya disfrutando de unas cervecitas con tapas.
Total: 81 kilómetros, en 4 h. 40 m., a una media de 17 k/h.

24 de marzo de 2011

VIENTO DE CARA, VIENTO DE COSTADO

Jueves, 24 de marzo.
Muchas personas en la salida. Creo que sobre 18 o 19. Pone la ruta Carlos. Salimos por el Serrallo y Diego propone que cuando lleguemos a la curva bajemos al canal, para llegar directamente a los viveros y evitar así la carretera. Desde Cartuja continuamos hasta la cementera y la laguna de Medina con viento fuerte de cara. Aquí se divide el grupo y ya no nos veremos más. Pensábamos coger la carretera de Rajamancera, entrando por la laguna, pero el grupo que continúa junto a la autovía no lo había entendido así y continúa hacia El Mojo. Al terminar el primer tramo de madera, el agua llega hasta los ejes de las ruedas. Carlos y Julio lo atraviesan. Los demás nos volvemos, buscando la carretera hacia Rajamancera. En este tramo el viento sopla de costado y es más peligroso aún que antes. Seguimos hasta la venta El Palomar en dirección a El Torno. Pasando el puente sobre el Guadalete, nos desviamos a la izquierda hacia San Isidro, y desde allí a La Guareña. Subimos hasta la depuradora y bajamos por Cuartillo. A partir de ahí, unos continúan por carretera y otros seguimos por los carriles hasta Estella, Moronta y carriles de La Teja. Y poco más que contar.

102 MTB LA SUFRIDA 2010 ("LA PROHIBIDA")



Como en el 2010 la Legión no iba a realizar los 101, el C.D. La Sufrida organizó una maratón similar. Hubo problemas con el ayuntamiento de Ronda, de manera que el recorrido saldría y terminaría en Montejaque, que sí aceptó de buena gana el evento. Había más de 350 inscritos, repartidos en tres modalidades: 60 / 102 / 130. Nos habían dado unos chips para la bici, con los que controlar electrónicamente el paso y los tiempos de cada ciclista, de forma que cuando cruzábamos por encima de las alfombras en los puntos de control, se producía un concierto de pitos.
El 8 de mayo en la salida de Montejaque, estaba también Juan Velarde con su hijo y otros chavales más, quienes iban a hacer los 130. Yo, la distancia tradicional: los 102. Marchamos todos juntos, a un ritmo cómodo, excepto en los tramos llanos, en los que me hacía falta el plato grande para seguirlos. Nos parábamos en todos los avituallamientos, para comer algo y reponer agua. El recorrido fue similar al que organiza la Legión, pero con algunas diferencias. 
Al poco de empezar, se produjo un tapón: el carril estaba completamente cubierto por un cenagal, con alambradas y zarzas a ambos lados y había que esperar pacientemente en fila para poder pasar agarrados a las hierbas. A partir de ese punto nos encontrábamos la primera gran cuesta, de Benaoján a Ronda, por donde resultaba casi imposible subir montados. Por aquí, en un tramo en el que marchábamos a pie, un listillo quiso pasar montado por una zona complicada y se fue a caer justo encima de la rueda delantera de Juan, dejándosela hecha un ocho. "Quillo, lo siento. Nos vemos", fue lo único que dijo y se quitó de en medio. Juan intentó enderezar la rueda como pudo, esperando llegar a Ronda a ver si allí lo arreglaba. Al final realizó todo el recorrido con la rueda así.
Pasando Arriate comenzaba una nueva cuesta, muy larga pero factible, por donde pasaba la cbalgata de ciclistas muy despacito (plato chico) y todos calladitos. La cuesta del Infierno (la larga cuesta de tierra roja entre Torrealháquime y Setenil) estba muy fracturada por las lluvias, con profundos surcos que cortaban por muchos lugares el camino. A ratos se podía subir montado, hasta que la rueda entraba por mal sitio y había que poner pie a tierra.
Sobre el k. 75 había que cruzar el río Setenil, que llevaba mucha agua. Algunos optaron por pasarlo montados, con lo que terminaban con los pies chorreando porque el agua llegaba por encima de los ejes. Otros decidimos descalzarnos, pasar con la bici al hombro y luego secarnos los pies.
Después de hacer una curiosa "visita turística" por una viña de la zona, llegaba otro tramo nuevo, con una fortísima bajada por una pista de subbase primero, y más adelante de hormigón. Este camino continuaba por con contínuos toboganes hasta otro avituallamiento cercano a La Indiana. La subida a la ermita se hacía por el Mures, por la pista de tierra que se va empinando cada vez más hasta cerca de la capilla.
Y tras bajar el camino empedrado en zig-zag, sólo nos quedaría acercarnos a Montejaque para cruzar el arco de meta.Me salieron 6 h. 52 m. (tiempo total 8 h. 22 m), quedando el 124º de la general y 9º de mi categoría.

22 de marzo de 2011

¡MARCHANDO UNA DE CUESTAS!

Martes, 22 de marzo.
En lugar de ruta decidimos hacer cuestas y algunas trialeras. Y aunque el recorrido lo marca Crespo, se aceptan algunas variantes al trazado original pensado. Y quedó así: salida junto a Guadabajaque a buscar la Cañada del Carrillo y subir por la cuesta que sube al poblado de Sierra San Cristóbal. Hubo que echarse abajo varias veces, porque el camino está muy fracturado. Desde allí continuamos hacia la entrada de Confederación (camino de la "cabra preñá") para coger el tobogán que hay cerca de la entrada. Seguimos por las trialeras hasta el repetidor y las ruinas. Bajamos a buscar la Cañada del Carrillo de nuevo, unos por los eucaliptos y otros por el camino de piedras que hay al lado. Entramos en el polvorín, subiendo por un lado (el más suave) y bajando por el otro. Volvemos a subir por los eucaliptos, y luego tomamos hacia la izquierda, por el caminito que hay entre los árboles y que se dirige hacia el canal. Junto al arco de Confederación continuamos por el sendero que hay paralelo a la carretera hasta la entrada del Rancho La Bola, hartándome de retamazos en las piernas, en la cara y en el casco. Allí nos damos cuenta que nos faltan dos. Después de varias llamadas, continuamos a buscar la subida de las canteras (la más complicada por la arena, las piedras y la dificultad de la subida). Otra trialerita hasta la valla del rancho La Bola, que rodeamos, llegando a los ranchitos de la Sierra San Cristóbal. Tomamos la carretera asfaltada que baja al toro (Matajaca), para terminar por el carril se servicio junto a la autovía.
Pocos kilómetros, pero bastantes cuestas y técnica. Lo cual resulta imprescindible (y me resultaría precioso si fuese capaz de subir todas las cuestas y las trialeras sin poner el pie). De todas formas me lo he pasado estupendamente, y tengo ganas de repetir.

I CORTES NATURALEZA EXTREMA 2010


22 de mayo de 2010.
Tuve el privilegio de ser uno de los participantes que pudimos disfrutar de la primera edición de esta prueba que promete convertirse en una clásica de primavera. El recorrido estaba muy bien diseñado: bien equilibrado (pistas, senderos, asfalto, subidas, bajadas, etc) y adaptado a distintas modalidades (corta y larga). La organización estuvo muy pendiente de todos los detalles (entrega de dorsales, asistencia permanente, desayuno, avituallamientos, comida, regalos). Pero el entorno es lo que sin duda atrajo (y continuará haciéndolo) a la mayoría de deportistas que allí nos juntamos: no todas las pruebas pueden presumir de adentrarse en un parque natural. Y es que al menos 65 de los 75 k. de la ruta discurren a través del Paque de Los Alcornocales. Es una ruta no competitiva y en el diploma sólo aparece el puesto en la general de la modalidad elegida y el tiempo.Salimos de Cortes por carretera en dirección a Ubrique. En el cruce que baja a El Colmenar (estación de Gaucín) nos desviamos a la izquierda. Bajamos serpenteando por asfalto, rodeados ya de un denso alcornocal, hasta el momento en que un grupo de miembros de la organización, cortando la carretera, nos desviaban a la derecha campo a través por un estrecho sendero. No da tiempo siquiera a cambiar a plato chico cuande te encuentras una enorme fila de ciclistas echando el pie a tierra y empujando las bicicletas en esta primera rampa de tierra. El tapón se va descongestionando poco a poco, continuando por una zona de contínuo subeybaja hasta cruzar el arroyo de La Pulga. El recorrido cruza la carretera de un lado a otro en varias ocasiones, alternando zonas de alcornoques y quejigos con otras de pinar. En una de esas salimos un poco más abajo del Pto. de la Hoya, bajando por carretera hasta el acceso a la pista que hay unos 3 k. más adelante y que conduce hacia el Berrueco. Un poco antes de llegar a la Carrera del Caballo nos desviaban a la derecha, en una subida dura (por la pendiente y por el terreno), en dirección al Castillo. Algo más allá tomaríamos una pista amplia, alcanzando La Calderona y más adelante el avituallamiento donde estaba la bifurcación para elegir entre la ruta corta o la larga. Y opté por la larga. El primer tramo de esta variante es posiblemente, en mi opinión, el más bello de todo el recorrido: una zona muy bien conservada de quejigos y alcornoques, y un camino que, sin ser peligroso, te obliga a estar pendiente de la conducción, tanto por el suelo como por las curvas. Pero como es habitual todo lo que se baja hay que subirlo luego. Y subiendo subiendo llegamos hasta justo enfrente de la venta del Mojón de la Víbora. Sin coger carretera continuábamos por un carril que llevaba hasta la pista del Berrueco. Abandonando la pista principal por la izquierda, y después de innumerables subidas y bajadas por senderitos entre arbolado, cruzábamos de nuevo el arroyo de la Pulga. Un poco más adelante, junto a la carretera (donde el arroyo hace una pronunciada curva con un puente) encontrábamos el último avituallamiento y la última subida: otros tres kilómetros muy pedregosos para alcanzar la carretera de Cortes. Y una vez allí, otros cinco más hacia el pueblo, pero prácticamente de bajada. Al llegar al parque de Las Camaretas, donde estaba la meta, nos encontrábamos un ultimo repecho de plato chico por un sendero entre hierbas para rematar. Y luego, la comida, los trofeos y los regalos. Todo el mundo contento y pensando en la edición del año siguiente.Quedé en el puesto 58º de la general de 75 k., en 6 h. y 4 m.

19 de marzo de 2011

EL DÍA DE LA BAJAMAR HISTÓRICA

Sábado, día San José.
Varias cosas que contar.
El maestro soy yo, pero la lección me la ha dado hoy Juanma Crespo. Por el Aquasherry y pasando junto a unos chavales que tenían avería, fue bajarse de la bici y ya estaba ayudándoles: una cadena que estaba embutida entre los radios y no había manera de sacar. ¡Pero es que la bici estaba hasta las trancas de barro! Yo no hacía nada más que preguntarles que dónde se habían metido para ponerse así, y Crespo estaba ya liado con la cadena, poniéndose perdido los brazos, las piernas, los guantes, la ropa... Al final, después de un rato, pudo arreglarlo, y lo único que le dijo a los zagales fue: "Son 30 €, si no la bici no se mueve de aquí". Es broma. Lo que les dijo fue: "Bueno chavales, para eso estamos aquí. Hoy por tí, mañana por mí". ¡Tendríais que haber visto cómo estaba la bici y cómo se puso Juanma! Con gente así se entiende eso de "nunca caminarás solo" (o mejor, "nunca pedalearás solo"). Crespo, desde aquí mi reconocimiento. Es todo un honor pedalear con gente como tú en el grupo.
Por otra parte, tengo que volver a repetir el título de una crónica anterior: "EL QUE ESPERA NO ES TRAIDOR...", porque hoy ha parecido justo lo contrario. Ni venta el Maka, ni Caballo Blanco, ni nada de nada. Los vimos de lejísimos cerca de las pistas de padel, y hasta la vista. Cada persona, cada colectivo, tiene sus propias señas de identidad. Y una de las más características de este grupo (y de la que nos sentimos muy orgullosos) era la de no dejar nunca a nadie por detrás. O sea, esperar a los últimos. Normalmente somos siempre los mismos los que esperamos. Pero cuando vamos detrás, ¿quién nos espera? Por lo menos hoy ha sido un "Hasta luego, Lucas...". Y el retraso ha sido por sacar fotos y videos... ¡¡para el grupo!! No seré yo quien diga a cada uno lo que tiene que hacer. Pero al menos espero el mismo trato de los demás.
Y ahora vamos con la jornada. Lo mejor: el día, completamente primaveral y una temperatura ideal. Quince "divinos" y Diego propone Puerto Real, porque los carriles no deben tener ya mucho barro. En efecto: aunque hay charcos, se puede pasar y sin coger pergañas. Al poco de arrancar escapada de Francis, que la mantiene hasta la cancela de los cocodrilos, y cuando todos pensábamos que había seguido para delante, nos sorprendió llegando por detrás. En la incorporación del puente de la Yeguada del Bocado (El Suero, de toda la vida) al carril de Frías, junto a la autopista, hay que echarse abajo para evitar un montón de barro. Y Joaquín lo pasa montado y haciendo el caballito (¡espectacular!). Muchas bicicletas en ambas direcciones. A la altura de uno de los puentes de la autopista, algunos deciden continuar de frente hacia Puerto Real. Otros tomamos la dirección de la laguna del Taraje. Nos desviamos para buscar la carretera y seguir hacia Puerto Real. Por uno de esos carriles, con grandes surcos, agua y barro, lomos cortados, y a una velocidad alta, Pepe se despista y se va al suelo. Y a Francis, por mirar para atrás, le pasa lo mismo. Cuando comprobamos que no hay gravedad, seguimos hasta el bar, pero ya más relajados.
Como no voy a desayunar, continúo hacia los Toruños, doy la vuelta por los puentes y regreso por la universidad. De vuelta, me paro un par de veces con Crespo para hacer fotos, y ya no vemos más al grupo. Cogemos por un atajo que hay desde el Tiro-Pichón hasta la estación de El Puerto, pero ni por esa. Esperamos ver a alguien en Las Beatillas, y tampoco. Y el resto ya lo he comentado más arriba.
Me han salido 74 kilómetros (a los demás, unos 8 o 10 menos, imagino), en 3 h. y 40 m., a una media de 20 k/h.

18 de marzo de 2011

ESTO SÍ QUE ES UNA PEÑA

Jueves, 17 de marzo.
Dieciseis bomberos para apagar un fuego, y el fuego en Arcos. ¡Qué pechá de correr!
Dos exploradores que salen a despejar el camino de obstáculos, y el resto esperando a algún rezagado que no acaba de llegar. Salimos por el cementerio hacia Estella. Antes de llegar a la meta volante del circuito, esprint de Rafa Lomas, pero no para puntuar sino para que no corramos más.
Atravesando Torremelgarejo los exploradores no han despejado la vía, lo que hace que Angelmari se coma un pivote de señalización de obra y a punto está de provocar una montonera. Pasando la venta La Cueva el pelotón alcanza a los escapados, y desde ahí viento de cara hasta Jédula. Allí, en la segunda rotonda, agrupamiento. Continuamos en dirección a Arcos, pero antes de llegar se solidarizan dos más. En el último tramo de la vía de servicio hay mucho tráfico y es un poco agobiante la subida. Algunos se dan cuenta, se pasan al otro lado, donde hay un carril bici, y el agobio lo tienen sólo por la cuesta. Llegamos hasta la gasolinera. Fotos y regreso.
La vuelta se hace a una buena velocidad, con acelerones y más acelerones (en los repechos, como es costumbre). Pasando el circuito, de vuelta, a la altura de los eucaliptos, no fue acelerón, sino esprint. Lo malo es que no paró arriba, sino en el mismo cruce de Estella. Desde ahí hasta Jerez, ya más tranquilos, aunque Paco no desperdició la oportunidad de anotarse el esprint especial de La Pita.
Me salieron 65 k., en 2 h. 30 m., a una media de... ¡¡ 26 k/h !! (Juan llevaba una media aún más alta). A descansar y mucha suerte para los que hacen el próximo domingo la maratón de Rota.

12 de marzo de 2011

CRÓNICA DE UNA LLUVIA ANUNCIADA

Sábado, 12 de marzo.
Bizcocheros - Divina Pastora - Bizcocheros.
Nueve personas en la salida, con dudas de si llueve o no.
A. Lobato pone la ruta: Jédula, y vuelta por la carretera de Espera.
Nada más arrancar caen las primeras gotas y Lobato propone una alternativa: "Señores, lo que hay que hacer es desayunar primero y ver qué pasa con la lluvia". (Perfecto. ¡Un buen líder siempre tiene un plan B!, pero no todo el mundo está de acuerdo.) Creo que habría sido lo mejor.
Al pasar junto a Fátima echamos la vista atrás y vemos un cielo negro que se nos echa encima. Tres decidimos volvernos para evitar el inminente chaparrón. Y justo al llegar a la puerta de casa empieza a apretar.
No sé que habrá sido de los seis compañeros que han continuado. Esperamos fervientemente su crónica. Les deseo suerte y que no se hayan mojado mucho. (Para eso tienen que correr más rápidos que la tormenta).
Total: no he llegado a los 3 k., en 13 minutos, a una media de 13,5 k/h. ¡Otra vez será!

10 de marzo de 2011

ALLEGRO MOLTO VIVACE

Jueves, 10 de marzo.
La lluvia nos da una tregua esta tarde y vamos catorce a la salida con ganas de no "perder comba". Faltan muchos pero aparecen otros, entre ellos Luis (para "que el ritmo no pare, no pare"). Cuando aparece Chico con bici de carretera se oyen agunos rumores y se ven miradas recelosas. Pero estaba ya hablado: con el estado de los carriles, lo que toca es asfalto. Algunos proponen Morabita, pero con levante suave lo razonable es tirar para El Mojo y así volver con viento a favor.
Se marcha por la carretera del Serrallo y Pachecas con una buena cadencia. Antes de llegar a la cementera vemos por delante un ciclista solitario, lo que anima más al grupo, y cuando le damos alcance comprobamos que es Fernando Domínguez. A partir de la fábrica de cemento el ritmo se hace "allegro molto vivace", de forma que se rompe el pelotón, porque los fieras, por delante, no están dispuestos a aflojar. Chico, para que después no digan, hace las veces de gregario y se queda a ayudar a los tres de atrás, que vienen "encantados" con el vientecito de cara.
No agrupamos en el puente de El Mojo. Calculando el tiempo que queda para llegar con luz, decidimos continuar hasta El Pedroso. Pepe y Rafa se vuelven, porque "ya está bueno lo bueno" y correr es de cobardes. En la bajada del Baldío Gallardo, el de las ruedas finas estira el grupo, pero el "estirón" lo mantiene hasta poco antes de las ventas. Y claro, los de las ruedas gordas aguantan, ¡pero acordándose de dónde habrá dejado el muchacho la Trek de carbono...! De los trece que quedamos, al llegar a la rotonda sólo vamos diez. Ya de vuelta los encontramos arreglando un pinchazo. A partir de ahí y despúes de pasar El Mojo el pelotón de cabeza coge una velocidad de crucero de 50 k/h y... hasta luego, Lucas. Por el camino vemos una pareja haciendo esquí de fondo sobre patines en línea (en ligera subida y con viento de cara. ¡Uf!).
Nos juntamos de nuevo en la cementera y desde ahí el ritmo es ya más cómodo hasta Cartuja. Allí se vuelve a dividir el grupo: unos continúan hacia El Serrallo y otros ocho seguimos en dirección a El Portal. Y desde ese momento hasta Jerez, poco más que contar.
60 kilómetros, en 2 horas 30 minutos, a una media de 24 k/h. (Antes de llegar a Jerez, la media era más alta).

6 de marzo de 2011

DESPUÉS VINIERON OTRAS (I)



A partir de aquellas primeras rutas clásicas, a finales de los ’80 y principios de los ’90 vinieron otras, casi siempre dentro de la provincia, pero no menos interesantes.
El área de Deportes de la Diputación Provincial de Cádiz organizó durante unos años (1995-1997) un programa de marchas para BTT con el fin de promocionar el parque de Los Alcornocales, sin cuota de inscripción, ofreciendo un tentempié a mitad de camino y una comida al final de la ruta (normalmente ensalada, carne con papas, fruta y bebidas).
No nos apuntábamos muchos (en torno a 20 o 30 personas), por lo que el grupo resultaba casi familiar. Conocí a gente diversa, tanto de Jerez (Jose Torobike, actual presidente del Todobike Jerez), como de otras localidades (Algeciras, Ubrique, Arcos, ...). El personal era variopinto. Había desde niños a abuelos, gente de campo y de ciudad, calvos, melenudos y con bigote. Pero todos con pelos en las piernas y con una misma afición: la bici. Se veía de todo: unos llevaban bicicletas de montaña (por supuesto sin amortiguación) y otros híbridas; cadenas (no de transmisión, sino de eslabones de hierro) con candados amarradas al cuadro, patas de cabra, catadióptricos, bolsas portaherramientas triangulares bajo el tubo, herraduras en los frenos (los V-brakes no existían), manetas de cambios en forma de palanca sobre el manillar, punteras y rastrales, etc. En fin, lo que había.
De esas rutas organizadas por Diputación tengo buenos recuerdos, sobre todo de las de Picacho-Peguera y Montecoche. A la de Picacho fuimos uno de los años Diego, Joaquín Souto y yo. Es la vez que más barro he cogido nunca. Empezó que si llueve que si no. Bueno, venga, que a lo mejor escampa. Y “de perdío al río”. De tanto barro no se veía de qué color eran las bicis. Tuvimos que meterlas en las fuentes y en los pilones del camino para quitarles algunas pergañas. Y al final, ya sin lluvia, comida campera en la Peguera.
Las rutas eran en línea, no circulares, por lo que acabábamos en un lugar distinto al de comienzo, pero ofrecían la posibilidad de llevarnos con las bicis al punto de salida para recoger los coches (en camionetas. ¡Todo un lujo y un derroche de comodidad!).

4 de marzo de 2011

LA CULPA LA TIENE LA CABRA PREÑÁ

Jueves, 3 de marzo.
Diecisiete frente a los Bomberos y Pepe (de paisano) en la gasolinera. Pone la ruta Juan (el compañero de José Luis Petechef): Venta El Cepo y Sierra de San Cristóbal.
El grupo sale estirado por la carretera del Calvario. Rafael tiene algún percance y para esperarlo subimos al alto de las viñas junto al Rancho de la Cartera. El guarda pone mala cara cuando ve tanta gente subiendo, nos dice que aquello es particular y cuando bajamos nos ha dejado la cancela cerrada. (¡Más fácil nos resulta a nosotros pasar por el lado, que a él bajarse del coche para echar el candado!) Vista panorámica de Jerez, desde arriba, y continuamos por la Hijuela de Rompecerones hasta Polila.
Carretera de servicio de la autovía, Camino de Regla y carriles junto a la Casa de Ntra. Sra. del Carmen, hasta la Venta El Cepo, donde llega el grupo estiradísimo. Tras reponer agua y cambiar de bici alguno, seguimos hacia las lagunas del Puerto. ¡Pero ahora somos 18 en lugar de 17! Se ha incorporado al pelotón Manolo Blanca Paloma, que estaba desaparecido desde yoquesecuando... Bienvenido y ya sabes: haz un hueco para la bici (si puede ser martes y jueves, por la tarde). Al cruzar el "bajo" junto a las lagunas del Puerto alguno se "baja" para no caerse, y alguno se cae porque no quiere bajarse.
Tomamos la carretera del canal hasta el Casino. La trialerita la sube cada uno como quiere, o como puede, o no la coge. Agrupamiento en las Beatillas (Ricardo y su cuñado, siempre mirando para atrás, esperándose el uno al otro) y de seguido para el toro de Matajaca. Aquí se separan seis que continúan para Jerez y los doce restantes suben a la barriadita de la Sierra de San Cristóbal.
Nos desviamos hacia los toboganes que están junto a las instalaciones de la Confederación, pero tenemos que parar porque están encerrando un rebaño de ovejas (y la última, la cabra preñá). La rampa "joía" nos la subimos todos, excepto uno, pero todos a patita (excepto el uno, que no sé cómo se llama y que podeis ver en la foto movida. Otra vez la intentaré hacer mejor). Seguimos por la trialera que sube a los repetidores, y de ahí a las ruinas que hay más arriba. Juan (que hoy pone la ruta) decide tirar por los toboganes (donde Pepe se dobló el tobillo, y se lo puso como una pelota de tenis), hasta el pinar, eucaliptos y bajada a la Cañada del Carrillo.
Carlos, entrenando el circuito de la duathlon, se sube la cuesta del polvorón (perdón, del polvorín. El polvorón es cuando la subimos en navidades). Un grupo de 5 lo acompañamos solidariamente con la vista, esperándolo abajo a que dé la vuelta. Otros 6 siguen solidariamente despacito, porque se hace tarde. Total que terminamos en la cuesta de la chatarrería, Cuatrocaminos y cada mochuelo "pa" su olivo.
Hicimos 45 kilómetros, en 2 horas 30 minutos, a una media de 18 k/h (por culpa de las ovejas y de la cabra "preñá", por supuesto).

1 de marzo de 2011

EL QUE ESPERA NO ES TRAIDOR (es esperador)

Martes, 1 de marzo.
Cuento 17 en la salida. Entre semana está habiendo ganas de pedal. Enfilamos por el González Hontoria en dirección a Santa Rosa. Y otra vez Angelmari se marcha solo delante. Nada más empezar el carril de Las Mesas llegamos hasta otro grupo de unos 15 ciclistas. Van tranquilos. Le pregunto que quiénes son y me dicen que no tienen nombre, pero Paco reconoce a algunos que salen con el Todobike Jerez. Subir los toboganes de Santa Rosa, con los carriles llenos de surcos, blandos, y con viento de cara resulta agotador. Algunos batacazos sin importancia en las hondonadas, por las roderas. El grupo se estira cruzando la viña de San Patricio y al atravesar la carretera de Sevilla nos agrupamos. Seguimos en dirección al Cuadrejón, nos desviamos para los Cochinos y en el cruce agrupamiento de nuevo. Continuamos hacia N. Jarilla, nos desviamos a la izquierda antes del cementerio y damos la vuelta por el carril del canal: achuchón en cabeza, muchas roderas secas, algún tramo de barro y frenazos imprevistos. Pepe, Rafa y Valiente tiran por otro lado. Los demás salimos a la carretera de N. Jarilla a Gibalbín. Las ruedas empiezan a escupir barro y todos llenos de lunares de los salpicones. Acelerón de Manolo hasta el carril de la autopista y hasta el puente donde cambiamos de lado. A partir de ahí, relajaditos hasta Jerez.
45 kilómetros, en 2 horas y 20 minutos, a una media de 19,5 k/h.