19 de marzo de 2011

EL DÍA DE LA BAJAMAR HISTÓRICA

Sábado, día San José.
Varias cosas que contar.
El maestro soy yo, pero la lección me la ha dado hoy Juanma Crespo. Por el Aquasherry y pasando junto a unos chavales que tenían avería, fue bajarse de la bici y ya estaba ayudándoles: una cadena que estaba embutida entre los radios y no había manera de sacar. ¡Pero es que la bici estaba hasta las trancas de barro! Yo no hacía nada más que preguntarles que dónde se habían metido para ponerse así, y Crespo estaba ya liado con la cadena, poniéndose perdido los brazos, las piernas, los guantes, la ropa... Al final, después de un rato, pudo arreglarlo, y lo único que le dijo a los zagales fue: "Son 30 €, si no la bici no se mueve de aquí". Es broma. Lo que les dijo fue: "Bueno chavales, para eso estamos aquí. Hoy por tí, mañana por mí". ¡Tendríais que haber visto cómo estaba la bici y cómo se puso Juanma! Con gente así se entiende eso de "nunca caminarás solo" (o mejor, "nunca pedalearás solo"). Crespo, desde aquí mi reconocimiento. Es todo un honor pedalear con gente como tú en el grupo.
Por otra parte, tengo que volver a repetir el título de una crónica anterior: "EL QUE ESPERA NO ES TRAIDOR...", porque hoy ha parecido justo lo contrario. Ni venta el Maka, ni Caballo Blanco, ni nada de nada. Los vimos de lejísimos cerca de las pistas de padel, y hasta la vista. Cada persona, cada colectivo, tiene sus propias señas de identidad. Y una de las más características de este grupo (y de la que nos sentimos muy orgullosos) era la de no dejar nunca a nadie por detrás. O sea, esperar a los últimos. Normalmente somos siempre los mismos los que esperamos. Pero cuando vamos detrás, ¿quién nos espera? Por lo menos hoy ha sido un "Hasta luego, Lucas...". Y el retraso ha sido por sacar fotos y videos... ¡¡para el grupo!! No seré yo quien diga a cada uno lo que tiene que hacer. Pero al menos espero el mismo trato de los demás.
Y ahora vamos con la jornada. Lo mejor: el día, completamente primaveral y una temperatura ideal. Quince "divinos" y Diego propone Puerto Real, porque los carriles no deben tener ya mucho barro. En efecto: aunque hay charcos, se puede pasar y sin coger pergañas. Al poco de arrancar escapada de Francis, que la mantiene hasta la cancela de los cocodrilos, y cuando todos pensábamos que había seguido para delante, nos sorprendió llegando por detrás. En la incorporación del puente de la Yeguada del Bocado (El Suero, de toda la vida) al carril de Frías, junto a la autopista, hay que echarse abajo para evitar un montón de barro. Y Joaquín lo pasa montado y haciendo el caballito (¡espectacular!). Muchas bicicletas en ambas direcciones. A la altura de uno de los puentes de la autopista, algunos deciden continuar de frente hacia Puerto Real. Otros tomamos la dirección de la laguna del Taraje. Nos desviamos para buscar la carretera y seguir hacia Puerto Real. Por uno de esos carriles, con grandes surcos, agua y barro, lomos cortados, y a una velocidad alta, Pepe se despista y se va al suelo. Y a Francis, por mirar para atrás, le pasa lo mismo. Cuando comprobamos que no hay gravedad, seguimos hasta el bar, pero ya más relajados.
Como no voy a desayunar, continúo hacia los Toruños, doy la vuelta por los puentes y regreso por la universidad. De vuelta, me paro un par de veces con Crespo para hacer fotos, y ya no vemos más al grupo. Cogemos por un atajo que hay desde el Tiro-Pichón hasta la estación de El Puerto, pero ni por esa. Esperamos ver a alguien en Las Beatillas, y tampoco. Y el resto ya lo he comentado más arriba.
Me han salido 74 kilómetros (a los demás, unos 8 o 10 menos, imagino), en 3 h. y 40 m., a una media de 20 k/h.

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