22 de mayo de 2010.
Tuve el privilegio de ser uno de los
participantes que pudimos disfrutar de la primera edición de esta prueba
que promete convertirse en una clásica de primavera. El recorrido
estaba muy bien diseñado: bien equilibrado (pistas, senderos, asfalto,
subidas, bajadas, etc) y adaptado a distintas modalidades (corta y
larga). La organización estuvo muy pendiente de todos los detalles
(entrega de dorsales, asistencia permanente, desayuno, avituallamientos,
comida, regalos). Pero el entorno es lo que sin duda atrajo (y
continuará haciéndolo) a la mayoría de deportistas que allí nos
juntamos: no todas las pruebas pueden presumir de adentrarse en un
parque natural. Y es que al menos 65 de los 75 k. de la ruta discurren a
través del Paque de Los Alcornocales. Es una ruta no competitiva y en
el diploma sólo aparece el puesto en la general de la modalidad elegida y
el tiempo.Salimos
de Cortes por carretera en dirección a Ubrique. En el cruce que baja a
El Colmenar (estación de Gaucín) nos desviamos a la izquierda. Bajamos
serpenteando por asfalto, rodeados ya de un denso alcornocal, hasta el
momento en que un grupo de miembros de la organización, cortando la
carretera, nos desviaban a la derecha campo a través por un estrecho
sendero. No da tiempo siquiera a cambiar a plato chico cuande te
encuentras una enorme fila de ciclistas echando el pie a tierra y
empujando las bicicletas en esta primera rampa de tierra. El tapón se va
descongestionando poco a poco, continuando por una zona de contínuo
subeybaja hasta cruzar el arroyo de La Pulga. El
recorrido cruza la carretera de un lado a otro en varias ocasiones,
alternando zonas de alcornoques y quejigos con otras de pinar. En una de
esas salimos un poco más abajo del Pto. de la Hoya, bajando por
carretera hasta el acceso a la pista que hay unos 3 k. más adelante y
que conduce hacia el Berrueco. Un poco antes de llegar a la Carrera del
Caballo nos desviaban a la derecha, en una subida dura (por la pendiente
y por el terreno), en dirección al Castillo. Algo más allá tomaríamos
una pista amplia, alcanzando La Calderona y más adelante el
avituallamiento donde estaba la bifurcación para elegir entre la ruta
corta o la larga. Y opté por la larga. El primer tramo de esta variante
es posiblemente, en mi opinión, el más bello de todo el recorrido: una
zona muy bien conservada de quejigos y alcornoques, y un camino que, sin
ser peligroso, te obliga a estar pendiente de la conducción, tanto por
el suelo como por las curvas. Pero como es habitual todo lo que se baja
hay que subirlo luego. Y subiendo subiendo llegamos hasta justo enfrente
de la venta del Mojón de la Víbora. Sin coger carretera continuábamos
por un carril que llevaba hasta la pista del Berrueco. Abandonando
la pista principal por la izquierda, y después de innumerables subidas y
bajadas por senderitos entre arbolado, cruzábamos de nuevo el arroyo de
la Pulga. Un poco más adelante, junto a la carretera (donde el arroyo
hace una pronunciada curva con un puente) encontrábamos el último
avituallamiento y la última subida: otros tres kilómetros muy pedregosos
para alcanzar la carretera de Cortes. Y una vez allí, otros cinco más
hacia el pueblo, pero prácticamente de bajada. Al llegar al parque de
Las Camaretas, donde estaba la meta, nos encontrábamos un ultimo repecho
de plato chico por un sendero entre hierbas para rematar. Y luego, la
comida, los trofeos y los regalos. Todo el mundo contento y pensando en
la edición del año siguiente.Quedé en el puesto 58º de la general de 75 k., en 6 h. y 4 m.
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