6 de marzo de 2011

DESPUÉS VINIERON OTRAS (I)



A partir de aquellas primeras rutas clásicas, a finales de los ’80 y principios de los ’90 vinieron otras, casi siempre dentro de la provincia, pero no menos interesantes.
El área de Deportes de la Diputación Provincial de Cádiz organizó durante unos años (1995-1997) un programa de marchas para BTT con el fin de promocionar el parque de Los Alcornocales, sin cuota de inscripción, ofreciendo un tentempié a mitad de camino y una comida al final de la ruta (normalmente ensalada, carne con papas, fruta y bebidas).
No nos apuntábamos muchos (en torno a 20 o 30 personas), por lo que el grupo resultaba casi familiar. Conocí a gente diversa, tanto de Jerez (Jose Torobike, actual presidente del Todobike Jerez), como de otras localidades (Algeciras, Ubrique, Arcos, ...). El personal era variopinto. Había desde niños a abuelos, gente de campo y de ciudad, calvos, melenudos y con bigote. Pero todos con pelos en las piernas y con una misma afición: la bici. Se veía de todo: unos llevaban bicicletas de montaña (por supuesto sin amortiguación) y otros híbridas; cadenas (no de transmisión, sino de eslabones de hierro) con candados amarradas al cuadro, patas de cabra, catadióptricos, bolsas portaherramientas triangulares bajo el tubo, herraduras en los frenos (los V-brakes no existían), manetas de cambios en forma de palanca sobre el manillar, punteras y rastrales, etc. En fin, lo que había.
De esas rutas organizadas por Diputación tengo buenos recuerdos, sobre todo de las de Picacho-Peguera y Montecoche. A la de Picacho fuimos uno de los años Diego, Joaquín Souto y yo. Es la vez que más barro he cogido nunca. Empezó que si llueve que si no. Bueno, venga, que a lo mejor escampa. Y “de perdío al río”. De tanto barro no se veía de qué color eran las bicis. Tuvimos que meterlas en las fuentes y en los pilones del camino para quitarles algunas pergañas. Y al final, ya sin lluvia, comida campera en la Peguera.
Las rutas eran en línea, no circulares, por lo que acabábamos en un lugar distinto al de comienzo, pero ofrecían la posibilidad de llevarnos con las bicis al punto de salida para recoger los coches (en camionetas. ¡Todo un lujo y un derroche de comodidad!).

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