(G.C.C.) D. RAFAEL DE CERVANTES LOMAVEDRA

Inauguramos hoy la primera exposición con una de las obras que forman parte desde hace tiempo de los fondos de esta galería. Esta pintura, expuesta ya anteriormente en diversas salas nacionales, presenta un magistral óleo sobre lienzo que muestra al ilustre orador D. Rafael de Cervantes Lomavedra.
Los resultados de la documentación y el posterior análisis en laboratorio vienen a demostrar que la obra fue realizada a principios de siglo, probablemente por encargo de él mismo.  Se le atribuye la autoría a alguno de los muchos aprendices que en aquella época frecuentaban los talleres artesanales de pintura del barrio de La Albarizuela, en Jerez de la Frontera. Perteneciente a la escuela tenebrista, como se puede apreciar por el fondo en completa oscuridad, tiene como peculiaridad el hecho de llevar la firma autógrafa de Rafael de Cerbantes Lomavedra junto a la esquina inferior derecha, lo cual confirma la veracidad del personaje representado.  El retrato muestra únicamente el rostro engalanado con una enorme gorguera (o lechuguilla) que rodea por completo el cuello, elaborada con tejido de lino muy fino, que proporciona a su propietario gran empaque y arrogancia y que demuestra la importancia y el gran poder adquisitivo de este señor.

D. Rafael de Cervantes Lomavedra, oriundo de la Baja Andalucía, fue nombrado siendo aún muy joven Regidor de Aguas en la vecina localidad de Arcos. Siempre se caracterizó por su ágil y versada oratoria. Decían de él que su boca iba más rauda que su pensamiento y que la velocidad del rayo no tenía parangón con la de sus palabras. Así algún notable gacetillero de la época llegó a tildarlo como Don Balilla. Paseó su elocuencia y locuacidad por todas las tertulias de la comarca, consiguiendo un enorme prestigio como contendiente avezado y tenaz, no sólo en tabernas, reñideros y cosos sino en los más inflamados debates de todos y cada uno de los ateneos de la región. Llegó a tal punto su fama de disertador que fue propuesto por el cabildo de su ciudad natal como Hijo Adoptivo del consistorio y representante en Cortes, oferta que él siempre rehusó impulsado por su innata humildad y modestia.

Vivió durante toda vida bien sustentado por su salario como Regidor de Aguas, rodeado en todo momento de su familia y acompañado de su círculo de amistades que le tenía en gran estima, por su natural simpatía e hilaridad que regocijaba el ánimo de todos cuantos le rodeaban, además de ser por encima de todo un conversador muy ameno.

Su disposición al peritaje de artilugios, maquinarias e invenciones le llevó a aficionarse ya entrado en años a la práctica del velocípedo, entretenimiento este que desplegó infatigablemente a partir de entonces, lo que le granjeó muchos amigos y no pocos moratones y lisiaduras, que bien supo sobrellevar adaptando a las coyunturas resignación y perseverancia y adoptando cuantas mejoras, innovaciones y descubrimientos caían en sus manos, lo que le allanaba la briega y le hacía suplir el menoscabo que inevitablemente producía el paso del tiempo.