12 de abril de 2020

(G.C.C.) JAV SPARROW

La obra que presentamos hoy es un óleo sobre tabla que muestra la figura del capitán Jav Sparrow, conocido corsario que atravesó todos los mares del planeta a bordo de su navío, El Aljófar Negro. Forma parte destacada de la colección Piratas del Pacífico y se atribuye su autoría a Hendrik Corneisz Vroom, reconocido pintor neerlandés y aventurero, a quien probablemente conocería J. Sparrow en alguna de sus múltiples travesías.
El cuadro muestra a Jav Sparrow situado en el centro de la escena, ataviado con peculiar indumentaria, con una característica pañoleta roja sobre la frente que hace sospechar que la larga y abundante cabellera, llena de trenzas y rastas, sea postiza. Completan los adornos del pelo unas ristras de cuentas de collar y un colgante de hueso a modo de amuleto. Luce también una larga perilla negra recogida en dos trenzas con sus puntas atadas. Porta al cinto un par de pistolas piratas que formarían parte de su pertrecho habitual como bucanero. En el lado izquierdo de la pintura aparecen unas palmeras inclinadas insinuando la ubicación de la escena en las islas del Pacífico Sur. Sobre un fondo celeste una gran masa de nubes comienza a cubrir el horizonte. A la derecha un galeón en llamas arroja al aire una enorme humareda negra que oscurece el cielo. Hay que destacar que, a pesar del desastre que se desarrolla tras él, el protagonista muestra una amplia sonrisa en su rostro dejando entrever su satisfacción porque el bajel en llamas es de algún adversario o bien por el contrario que, tratándose de su navío, ha sido capaz de poner a buen recaudo su persona.


Jav Sparrow fue un personaje peculiar de la historia de la piratería que suscitaba gran simpatía allá por donde le llevaban sus odiseas debido a su natural llaneza, al carácter afable y al trato entrañable que prodigaba. Ágil y emprendedor, su condición aventurera hacía que no pudiera permanecer parado jamás, empujándolo a lo más alto de cualquier arboladura o a los abismos de la gruta más profunda, sin más aparejo que la ayuda de sus propias manos. Ese fuerte afán de aventura engendró a un apasionado trotamundos, primero por los territorios de su patria y más tarde navegando por cuantos mares se ofrecían al alcance de su imaginación. Cuenta su biografía que era tan audaz que llegó a construirse su propio navío apañando cada una de las piezas en los remotos confines del orbe. 
Adquirió gran reputación por su capacidad para curar mataduras y sanar dolencias entre la tripulación, recurriendo para ello a potingues, mejunjes y bebistrajos que conseguía de manos de curanderos que iba encontrando por las más distantes orillas a donde lo dirigían los vientos.
Su afición a la bicicleta le sobrevino en su juventud, cuando tuvo la oportunidad de descubrir una especie de artefacto acuático propulsado mediante pedales, conocido en la actualidad como hidropedales. Era para Jav el vehículo ideal porque en él se aunaban dos grandes pasiones: el mar y la bicicleta.
Llegó a tal punto de popularidad que su vida fue llevada a la gran pantalla con una película y varias secuelas sobre sus peripecias.

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