La pintura que presentamos en esta ocasión representa al héroe espartano Crespónidas (𝞙𝟈𝞮𝞼𝞹𝞸𝞶𝞲𝞭𝞪𝞻, según el alfabeto griego) en la conocida batalla de las Termeliópilas.
Esta obra, atribuida al artista francés Jacques-Louis David que también realizó otras magníficas composiciones sobre el mismo tema, simboliza el momento en el que el rey espartano reta al emisario persa que le pedía la rendición y le exigía la deposición de las armas, lanzándole a la cara aquellas palabras de "Ven y cógelas" ("𝞛𝞸𝞴𝟂𝞶 𝞚𝞪𝞫𝞮"). El cuadro está realizado con la técnica de óleo sobre lienzo, utilizando una gama de colores tierra, desde el amarillo al marrón, pasando por los siena tostados, procedentes de pigmentos naturales, con lo que el autor consigue plasmar la luminosidad que se refleja en las paredes de la estrecha angostura donde esperaba Crespónidas el ataque del ejército persa.
Esta obra, atribuida al artista francés Jacques-Louis David que también realizó otras magníficas composiciones sobre el mismo tema, simboliza el momento en el que el rey espartano reta al emisario persa que le pedía la rendición y le exigía la deposición de las armas, lanzándole a la cara aquellas palabras de "Ven y cógelas" ("𝞛𝞸𝞴𝟂𝞶 𝞚𝞪𝞫𝞮"). El cuadro está realizado con la técnica de óleo sobre lienzo, utilizando una gama de colores tierra, desde el amarillo al marrón, pasando por los siena tostados, procedentes de pigmentos naturales, con lo que el autor consigue plasmar la luminosidad que se refleja en las paredes de la estrecha angostura donde esperaba Crespónidas el ataque del ejército persa.
Estudios recientes sitúan el emplazamiento de la batalla en la localidad española de Jerez de la Frontera, concretamente en la embocadura de la calle Pañuelo con Sol y Empedrada, o sea, en la Puerta del Sol. Y de ahí su nombre en griego Termeliópilas, cuya traducción sería La Puerta del Sol Caliente (de 𝞱𝞮𝞺𝞵𝞸𝞻 termos "caliente", 𝞰𝞴𝞲𝞸 helio "sol" y 𝞹𝞾𝞴𝞰 pilé "puerta"), por el manantial de aguas termales que afloraba en ese lugar. Allí sería supuestamente donde el rey Crespónidas se situó para resistir la acometida. Se trata de un punto estratégico por tratarse del único acceso a la población en aquella época donde, debido a su estrechez, el paso obligaba al combate cuerpo a cuerpo.
El cuadro muestra los escudos y lanzas de los espartanos que defendían el lugar y a Crespónidas desafiante enfilando la punta de su lanza hacia el espectador que lo observa.
A Crespónidas, en su más tierna infancia, cuando su madre lo cogía en brazos ya le decía ¡Rey mío!, por lo que su futuro estaba predestinado desde entonces. La formación que recibió no fue la propia de un monarca, pero sí es cierto que transcurrió con austeridad, sobriedad y disciplina.
Más adelante, mediante una preparación extremadamente dura, aprendió todas las técnicas de lucha, se ejercitó en el manejo de las armas y fue instruido en el arte de la estrategia.
Más adelante, mediante una preparación extremadamente dura, aprendió todas las técnicas de lucha, se ejercitó en el manejo de las armas y fue instruido en el arte de la estrategia.
Cuando finalmente llegó al poder se marcó como objetivos la defensa del estado, la protección de la ciudad ("polis" 𝞹𝞸𝞴𝞲𝞻) y la igualdad entre todos sus habitantes, desempeños estos a los que dedicó sin descanso días y noches.
Cuentan los historiadores que tenía un temperamento enérgico, áspero y serio a pesar de lo cual, en la intimidad de su más reducido grupo de oficiales, olvidaba la severidad de su cargo y sacaba a relucir su fino humor espartano mostrándose desenfadado, alegre y bromista. Trataba a sus súbditos con el mismo rigor y la férrea disciplina que habían marcado su vida. Pero siempre supo anteponer la capacidad de servicio a sus ciudadanos a cualquier otra situación y era capaz de sacrificar su descanso para auxiliar cuantas peticiones le presentasen.
En sus ejercicios de preparación para la guerra, que realizaban sobre carros de dos ruedas sin tiro, enviaba a sus avanzadillas por delante para que reconocieran el terreno, aunque a veces se adelantaban tanto que se quedaba solo, lo que soportaba espartanamente con resignación. De regreso a la polis maldecía e insultaba a su ejército por no haber respetado su emplazamiento dentro de la formación, insinuando futuras amenazas de este modo: "Cuando llegue mayo os viá da poco", o "¡Deja que me ponga fino, que te vas a enterar!, ¡Tooonto, que eres mu tooonto!" Pero en cada siguiente ocasión volvía a ocurrir lo mismo.
Finalmente Crespónidas fue derrotado en la batalla de las Termeliópilas. El traidor Efialtillo (véase Efialtes-Vadillo), motivado por el deseo de una recompensa, informó al enemigo sobre la existencia de un pequeño camino (por la Hijuela del Agrimensor) que podían usar para acceder a la retaguardia de la líneas de Crespónidas, evitando la angostura de la calle Pañuelo.
Finalmente Crespónidas fue derrotado en la batalla de las Termeliópilas. El traidor Efialtillo (véase Efialtes-Vadillo), motivado por el deseo de una recompensa, informó al enemigo sobre la existencia de un pequeño camino (por la Hijuela del Agrimensor) que podían usar para acceder a la retaguardia de la líneas de Crespónidas, evitando la angostura de la calle Pañuelo.
el Cresponida, muere. Cuando narrarás su caída y muerte?. Porque nos tiene ya hartos a todos.jajajaja.
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